martes, 26 de mayo de 2015

¿QUÉ SABES SOBRE LOS ÁNGELES?

Los ángeles son seres espirituales, que tienen aspectos de inteligencia, emociones y voluntad. Esto es verdad en ambas clases de ángeles - buenos y malos. Los ángeles poseen inteligencia (Mateo 8:29;2 Corintios 11:3;1 Pedro 1:12), muestran emociones (Lucas 2:13;Santiago 2:19;Apocalipsis 12:7), y demuestran que tienen voluntad (Lucas 8:28-31;2 Timoteo 2:26;Judas 6). Los ángeles son seres espirituales (Hebreos 1:14), sin un cuerpo físico real. El hecho de que no tienen cuerpos, no afecta el que tengan personalidades (no diferente a lo que es en Dios).

El conocimiento que poseen los ángeles está limitado, al hecho de ser seres creados. Esto significa que no son omniscientes como Dios (Mateo 24:36), aunque ellos sí parecen tener mayor conocimiento que los humanos. Esto puede deberse a tres causas (1) Los ángeles fueron creados como un orden superior de criaturas en el universo, a lo que son los humanos. Por eso, es innato en ellos el poseer un mayor conocimiento. (2) Los ángeles estudian la Biblia y el mundo más exhaustivamente que los humanos y obtienen conocimiento de ello. (Santiago 2:19; Apocalipsis 12:12). (3) Los ángeles obtienen conocimiento a través de una larga observación de las actividades humanas. A diferencia de los humanos, los ángeles no tienen que estudiar el pasado; ellos ya lo han experimentado. Por eso saben cómo han actuado y reaccionado otros en situaciones, y pueden predecir con un alto grado de asertividad cómo podemos actuar en circunstancias similares.


Aunque tienen voluntad, los ángeles están, como todas las criaturas, sujetos a la voluntad de Dios. Los ángeles buenos son enviados por Dios para ayudar a los creyentes (Hebreos 1:14). He aquí algunas de las actividades que la Biblia acredita a los ángeles:


A. Alaban a Dios (Salmo 148:1,2;Isaías 6:3)


B. Adoran a Dios (Hebreos 1:6;Apocalipsis 5:8-13)

C. Se regocijan en lo que Dios hace (Job 38:6-7)

D. Sirven a Dios (Salmo 103:20;Apocalipsis 22:9)

E. Se presentan delante de Dios (Job 1:6;2:1)

F. Son instrumentos de los juicios de Dios (Apocalipsis 7:1;8:2)

G. Traen respuestas a la oración (Hechos 12:5-10)

H. Ayudan a ganar a la gente para Cristo (Hechos 8:26;10:3)

I. Observan el orden, trabajo y sufrimiento de los cristianos (1 Corintios 4:9;11:10;Efesios 3:10;1 Pedro 1:12)

J. Animan en momentos de peligro (Hechos 27:23,24)

K. Cuidan de los justos al momento de su muerte (Lucas 16:22)

Los ángeles son de un orden enteramente diferente al de los seres humanos. Los seres humanos no se convierten en ángeles después de morir. Los ángeles nunca se convertirán, y nunca fueron seres humanos. Dios creó a los ángeles, tanto como a los humanos. En ninguna parte de la Biblia dice que los ángeles son creados a la imagen y semejanza de Dios, como lo son los humanos (Génesis 1:26). Los ángeles son seres espirituales que pueden, hasta cierto grado, tomar forma física. Los humanos son primariamente seres físicos, pero con un aspecto espiritual. La cosa más grande que podemos aprender de los ángeles, es su instantánea e incuestionable obediencia a los mandatos de Dios.

lunes, 18 de mayo de 2015



¿ERES CALVINISTA O ARMINIANO?


Resultado de imagen para arminianismo vs calvinismoEl Arminianismo enseña:

I - Libre albedrío o habilidad humana

Aunque la naturaleza humana fue seriamente afectada por la caída, el hombre, sin embargo, no ha perdido del todo su capacidad espiritual. Dios en su gracia capacita al pecador a fin de que por su propia voluntad se arrepienta y crea. Cada pecador tiene libre albedrío y su destino eterno depende de cómo lo use. La libertad del hombre consiste en poder escoger el bien y rechazar el mal en la esfera de lo espiritual; su voluntad no está esclavizada a su naturaleza pecaminosa. El pecador puede o cooperar con el Espíritu de Dios y ser regenerado o resistir la gracia de Dios y perderse para siempre. El pecador necesita la ayuda del Espíritu pero no tiene que ser regenerado por el Espíritu antes de que pueda creer, ya que la fe es un acto del hombre y precede al nuevo nacimiento. La fe es el don del pecador a Dios; es lo que el hombre contribuye a la salvación.

II - Elección condicional

El que Dios haya escogido a ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo se debe al hecho de que Dios vio de antemano que dichos individuos habrían de responder a su llamado. Dios escogió sólo a aquellos que él vio de antemano creerían en el evangelio de su propia voluntad. Las obras futuras de dichos individuos determinan, por tanto, la elección. La fe que Dios vio de antemano y sobre la cual basó su elección no fue impartida por el Espíritu Santo sino que surgió de la voluntad del hombre mismo. Pertenece al hombre, por tanto, la prerrogativa de quién ha de creer y quién ha de ser escogido para salvación. Dios escogió sólo a aquellos que él sabía habían de escoger a Cristo por su propia voluntad. La causa fundamental de la salvación es, por tanto, la decisión del pecador de escoger a Cristo y no la elección del pecador por parte de Dios.

III - Redención universal o expiación general

La obra redentora de Cristo brindó a todos los hombres la oportunidad de ser salvos pero no garantizó la salvación de ninguno. A pesar de que Cristo murió por todos los hombres, sólo los que creen en él son salvados. Su muerte hizo posible el que Dios pudiera perdonar a los pecadores siempre y cuando éstos creyeran, pero no borró los pecados de ninguno. La redención en Cristo es eficaz sólo si el hombre decide aceptarla.

IV - El Espíritu Santo puede ser resistido eficazmente

El Espíritu llama de manera especial a aquellos que mediante el evangelio son llamados de manera general; él hace todo lo que puede por traer a cada pecador a la salvación. El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser resistido ya que el hombre es libre. El Espíritu no puede regenerar al pecador hasta que éste crea; la fe (que es lo que el hombre contribuye) precede y hace posible el nuevo nacimiento. El libre albedrío, por tanto, limita al Espíritu en la aplicación de la obra redentora de Cristo. El Espíritu Santo puede traer a Cristo sólo a aquellos que se lo permitan. El Espíritu no puede impartir vida hasta que el pecador responda. La gracia de Dios, por tanto, no es invencible; puede ser, y muchas veces es, resistida y frustrada por el hombre.

V - El caer de la gracia o el perder la salvación

Los que creen y son verdaderamente salvos pueden perder su salvación por no perseverar en la fe. No todos los arminianos han estado de acuerdo en este punto; algunos han sostenido que los creyentes están eternamente salvos en Cristo y que una vez el pecador es regenerado jamás puede perderse.


El Calvinismo enseña:

La salvación es efectuada mediante los esfuerzos conjuntos de Dios (quien toma la iniciativa) y el hombre (a quien le toca responder), siendo la respuesta del hombre el factor determinante. Dios ha provisto salvación para todos, pero su provisión es efectiva sólo en aquellos que de su propia voluntad "deciden" cooperar con él y aceptar su oferta de gracia. En el momento crucial la voluntad del hombre juega un papel decisivo; por tanto, el hombre, y no Dios, determina quienes serán los que reciben el don de la salvación.


I - Depravación total

Debido a la caída, el pecador es incapaz de creer en el evangelio y ser salvo, ya que está muerto, ciego y sordo a las cosas de Dios; su corazón es engañoso y perverso en gran manera. Su voluntad no es libre, sino que está esclavizada a su naturaleza pecaminosa; por tanto, no quiere y, de hecho, no puede escoger el bien y rechazar el mal en lo que a las cosas espirituales respecta. La mera ayuda del Espíritu, por consiguiente, no es suficiente para traer al pecador a Cristo, sino que es absolutamente necesaria la regeneración en virtud de la cual el Espíritu imparte vida y una nueva naturaleza al pecador. La fe no es algo con lo cual el hombre contribuye a la salvación sino que es en sí una parte del don de la salvación, es el don de Dios al pecador, no el don del pecador a Dios.


II - Elección incondicional

El que Dios haya escogido a ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo se debe únicamente a su voluntad soberana. Su elección de ciertos pecadores no está basada en un conocimiento previo de una respuesta o acto de obediencia (tales como la fe, el arrepentimiento, etc.) por parte de los pecadores. Al contrario, Dios es el que da la fe y el arrepentimiento a cada persona elegida. Dichas obras son el resultado, no la causa de la elección divina. La elección, por tanto, no está determinada ni condicionada por virtud alguna u obra meritoria prevista por Dios en el hombre. Aquellos a quienes Dios ha elegido en su soberanía son movidos por el Espíritu Santo a aceptar a Cristo. Por tanto, la causa fundamental de la salvación no es la decisión del pecador de aceptar a Cristo, sino la elección del pecador por parte de Dios.


III - Redención particular o expiación limitada

La obra redentora de Cristo tuvo como fin salvar a los elegidos únicamente y, en efecto, aseguró la salvación de éstos. En su muerte Cristo sufrió como sustituto por el pecado de los elegidos en particular. Además de borrar los pecados de éstos, la redención proveyó todo lo necesario para lograr su salvación, inclusive la fe que los une a él. El don de la fe es impartido infaliblemente por el Espíritu a todos por quienes Cristo murió, garantizando la salvación de cada uno de ellos.


IV - Llamamiento eficaz o gracia irresistible

Además del llamamiento general a la salvación hecho a todos los que escuchan el evangelio, el Espíritu Santo hace a los elegidos un llamamiento especial, el cual inevitablemente les conduce a la salvación. El llamamiento general, hecho a todos sin distinción, puede ser, y a menudo es, rechazado; en cambio, el llamamiento especial hecho sólo a los elegidos no puede ser rechazado, sino que siempre resulta en la conversión de éstos.

Mediante este llamamiento el Espíritu atrae irresistiblemente a los pecadores a Cristo, ya que no está limitado por la voluntad del hombre en su obra salvadora ni depende del hombre para lograr su propósito. El Espíritu induce benignamente al pecador elegido a cooperar, a creer, a arrepentirse, y a venir a Cristo espontáneamente y voluntariamente. Por tanto, la gracia de Dios es invencible; siempre redunda en la salvación de aquellos a quienes se le brinda.


V - Perseverancia de los creyentes

Todos los escogidos por Dios, redimidos en Cristo, y a quienes el Espíritu ha impartido fe, son eternamente salvos y perseveran hasta el fin, ya que son preservados en la fe por el poder de Dios, el Todopoderoso.


Según el calvinismo:

La salvación es efectuada por la omnipotencia del Trino Dios. El Padre escogió a un pueblo, el Hijo murió por él, y el Espíritu Santo hace efectiva la muerte de Cristo conduciendo a los elegidos a la fe y al arrepentimiento y a que voluntariamente obedezcan al evangelio. El proceso completo (elección, redención, regeneración) es obra de Dios y es únicamente por gracia. Por tanto, Dios, y no el hombre, determina quienes han de ser los que reciben el don de la salvación.

lunes, 4 de mayo de 2015

¿ES CORRECTO QUE UN CRISTIANO SE HAGA UN TATUAJE?
Para responder a esta pregunta, necesitamos ver lo que la Biblia dice acerca de esto.
Levítico 19:27-30: “27No haréis tonsura [rapar, pelar] en vuestras cabezas, ni dañareis la punta de vuestra barba. 28Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Dios. 29No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad. 30Mis días de reposo guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Dios.”

En estos  versículos se nos prohíbe que hagamos cuatro tipos de "cortes":
  1. Corte de pelo de la cabeza.
  2. Corte de pelo de la cara o barba.
  3. Corte en el cuerpo.
  4. Inscripción de signo alguno en el cuerpo, lo cual implicaba un tipo de “Corte en la piel”.

¿Qué es lo que prohíben expresamente estos cuatro mandamientos? Para entender estos cuatro mandamientos debemos considerar el significado de las palabras en su contexto inmediato así como en el más amplio contexto del Antiguo Testamento, y en el del mundo antiguo en el que la Ley fue dada.

Como puede ver, tatuarse se menciona en el contexto de prácticas paganas antiguas. El contexto en Levítico también les dice a los Israelitas no raparse o pelarse la corona de la cabeza ni dañarse la punta de la barba. Aparentemente, esta era la costumbre de los Egipcios y el pueblo de Dios fue llamado para estar separados de ellos. Pero, ¿por qué ese detalle acerca del cabello? Dios estaba preocupado acerca de las creencias supersticiosas de los Egipcios, los cuales se afeitaban la cabeza y la barba por un trasfondo religioso debido a su paganismo. Si éste fuera el caso, entonces, el pueblo de Dios ciertamente estaba llamado a estar separado de las falsas religiones de sus pueblos vecinos y por ende, de sus supersticiones. (Nota del Traductor: De acuerdo al Comentario Bíblico Moody del Antiguo Testamento, 1993, página 108 y con relación al versículo 27, la tonsura era una antigua costumbre religiosa Árabe. Tal prohibición de esta costumbre era necesaria si se debía distinguir entre los Judíos y los paganos.)

"Cortar en redondo el borde de tu cabeza" significa cortar el pelo alrededor de los lados de la cabeza. Muchos exégetas asocian esto con el "corte de cuenco pagano”. Un corte de cuenco era un antiguo corte de pelo con significado pagano que se realizaba poniendo un cuenco redondo sobre la cabeza y cortando todo el pelo que quedaba expuesto al exterior. Sin embargo, cuando la prohibición de cortarse el pelo se repite en Deuteronomio 14:1-2 leemos: "... no os haréis incisiones ni os raparéis calvicie entre los ojos a causa de un muerto". Puesto que la mayor parte de la gente no tiene pelo digno de mención "entre los ojos", esta frase es normalmente entendida con el significado de pelo en la frente, sobre los ojos. Teniendo esto presente, aprendemos dos cosas de Deuteronomio 14. En primer lugar, vemos que la prohibición no necesariamente se refiere a un corte de pelo estilo cuenco, sino a hacer alguna calva próxima al borde de la cabeza. En segundo lugar, vemos que la prohibición está específicamente referida a un contexto fúnebre. Es decir, lo que está prohibido es hacer una calvicie (tonsura) en la cabeza como un acto de luto "por una muerte". En tiempos antiguos, cuando alguien se moría sus parientes vivos estaban tan afligidos que se cortaban la piel hasta sangrar y afeitaban calvas en sus cabezas.

Aunque, al lector moderno cortarse el pelo pueda parecerle un acto extraño de luto, ésta era una práctica común en el mundo antiguo. De hecho, incluso la Ley permite a los no Israelitas realizar esta despreciable practica fúnebre en ciertos contextos. Esto es lo que leemos con respecto a la mujer Gentil cautiva: "Ella se rapará la cabeza... se quedará en tu casa llorando por su padre y por su madre un mes entero" (Deuteronomio 21:12-14). Como un acto de misericordia, la Ley permite a las mujeres irreligiosas afeitar su cabeza mientras se lamentan por la reciente muerte de su padre y su madre (cf. Deuteronomio 20:13-14). Ésta práctica de hacerse calvicies en la cabeza también la mencionan los profetas. Así leemos "Cambiaré vuestras fiestas en lloro y todos vuestros cantares en lamentaciones; haré que toda cintura vista harpillera y que se rape toda cabeza (hagan calvicies). Y volveré la tierra como en llanto por el hijo único, y su final será como día amargo". (Amos 8:10) Del mismo modo leemos: "Hazte calvez, y ráete la cabeza, por los hijos de tu deleite. Ensancha tu calvez como el buitre, porque se te han ido en cautiverio". (Miqueas 1:16).

Éstos son sólo dos de los muchos versículos relacionados con la práctica, en tiempos antiguos, de hacerse calvicies como acto de luto junto con los lamentos, rasgarse la ropa y vestirse de harpillera. Así cuando se nos prohíbe en Lev 19 y Deuteronomio  14 "no os haréis incisiones ni os raparéis a causa de un muerto" el significado es que no podemos rasurar nuestra cabeza ni ninguna otra parte de nuestro cuerpo como acto de luto o tristeza. No hay nada en el mandamiento de Lev 19 que implique que debamos dejar crecer los bordes del pelo o patillas. La única cosa prohibida en Lev 19:27 es afeitarse la cabeza como un acto de luto. El que uno se afeite la cabeza por razones estilísticas no supondría prohibición alguna en absoluto.

Por tanto hemos visto que al Israelita se le prohíbe hacer cortes en su carne y rasurar parte de su cabeza como actos de luto "por un muerto". En Levíticos 21 vemos una prohibición similar que se aplica específicamente a los descendientes de Aarón. En Levíticos 21 a los Kohanim se les prohíbe volverse ritualmente impuros por un muerto a excepción de sus parientes cercanos. Después de mencionar la lista de parientes por los que un Kohen puede volverse impuro leemos:

"No se contaminará como cualquier hombre de su pueblo, haciéndose impuro. No harán tonsura en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán incisiones". (Levíticos 21:4-5)

El contexto del pasaje está explícitamente referido a lo relacionado con un muerto. En este caso, a los Kohanim se les prohíbe varias prácticas del luto. No sólo se le prohíbe que entren en contacto con los cuerpos muertos de sus amigos difuntos, sino que también se les prohíbe que se contaminen haciéndose calvas en sus cabezas, así como que afeiten sus barbas, y corten su piel. Vemos aquí que tres de las prohibiciones de Lev 19 y Deuteronomio 14 se repiten en Levíticos 21. En los tres pasajes los contextos implícitos y explícitos son de prácticas fúnebres.

Todas las personas de la antigüedad sabían que uno se corte la piel o se afeite la cabeza es un acto de luto y son estos actos de lamento los que están prohibidos en Levítico 19. Aunque las connotaciones de luto en los actos de cortarse la carne y afeitarse no pueden ser obvios para lector moderno, hemos visto que la propia Ley así como los profetas posteriores los consideran como actos característicos de luto junto con el llorar y el vestirse de harpillera. Hay que hacer notar que el Nazareo hace un voto de no afeitar su cabeza (Números 6:5). Al final del periodo de abstención, el Nazareo afeita toda su cabeza, tal nosotros leemos: "... el día que se cumpla el tiempo de su Nazareato vendrá a la puerta del Tabernáculo de reunión... Entonces el nazareo se afeitará su cabeza consagrada a la puerta del Tabernáculo de reunión, tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz" (Números 6:13).

La razón por la que al Nazareo se le permite afeitar toda su cabeza es porque que él no está haciéndolo como un acto de luto. Del mismo modo leemos en 2Samuel 14:26 que todos los años Absalom, el hijo de Rey David, dejaba crecer su pelo y después afeitaba su cabeza. De nuevo, éste no era un acto de luto y en consecuencia le estaba permitido afeitarse la cabeza. ¿Dado que destruir / afeitar la barba es mencionado en el contexto de los ritos de luto prohibidos en Levíticos 19 y 21, debemos preguntarnos si también afeitarse la barba era un rito del luto prohibido? En otras palabras, ¿la prohibición de afeitarse la barba es una prohibición general para todas las ocasiones o está exclusivamente prohibido como acto de luto o tristeza?

Quizás la primera pista con respecto al afeitado de la barba de uno es la purificación ritual del "leproso". Leemos en Levíticos 14:9: "Al séptimo día se afeitará todo el pelo de su cabeza, la barba, las cejas de sus ojos, o sea, todo su pelo; lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua, y quedará limpio". Vemos que en ciertos contextos a una persona se le exige afeitarse la barba e incluso que es un acto de purificación. Del mismo modo, leemos sobre la consagración de los Levitas: "Así harás para purificarlos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación y haz pasar la navaja por todo su cuerpo; ellos lavarán sus vestidos y así quedarán purificados". (Números 8:7). De nuevo vemos que el afeitarse la barba e incluso todo el pelo no sólo está permitido sino que puede ser un acto de purificación. ¡Por el contrario, la prohibición de Levíticos 19 recae sobre afeitarse la cabeza o la barba como actos de luto!

Que afeitarse la barba era un acto de luto en tiempos antiguos resulta evidente a partir de muchos pasajes Bíblicos. Por ejemplo, en el Libro de Jeremías leemos sobre un grupo de peregrinos que lamentaban la destrucción del Templo: "Llegaron unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria. Eran ochenta hombres, con la barba rapada, las ropas rasgadas y llenos de rasguños, que en sus manos traían ofrendas e incienso para llevar a la casa de Dios". (Jeremías 41:5). Vemos que estos peregrinos se estaban lamentando y en consecuencia rasgaron su ropa, se cortaron la piel, y afeitaron sus barbas. Por tanto resulta claro que el afeitarse la barba junto con el rasgado de las vestiduras y cortarse la piel son también actos de luto.

El hecho de que el afeitarse era un acto de luto puede verter nueva luz en un pasaje bastante oscuro que hasta ahora ha demandado una explicación. En 2Samuel 9:1-4 leemos que David envió emisarios al rey de Hanun de Amon para consolarlo por la muerte de su padre. Por alguna razón Hanun llegó al convencimiento de que los emisarios de David no habían venido a consolarlo sino para espiar el territorio. En un extraño acto de retribución él decidió cortar la mitad de sus barbas y enviarlos humillados de vuelta a Israel. Leemos de este modo:

"(2) Y envió David a sus siervos para que lo consolaran por su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón, los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: "¿Crees acaso que por honrar a tu padre, David te ha enviado mensajeros a que te consuelen? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la ciudad, inspeccionarla y destruirla?'. Entonces Hanún tomó a los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despidió."

Hasta ahora siempre había parecido extraño que Hanun y sus consejeros sospecharan de los emisarios de David de ser espías sin aparente justificación. Incluso más extraña aún resultaba su reacción, que tras descubrir espías les cortara la barba. Teniendo en cuenta que los pueblos antiguos afeitaban sus barbas como señal de duelo "por el muerto", resulta claro por qué los consejeros de Hanun dudaron que los emisarios de David vinieran a darle sus condolencias. Probablemente Hanun y sus camaradas se sentaban en la corte real con las ropas rasgadas, la piel cortada y las barbas afeitadas. Cuando los hombres de David llegaron con sus barbas sin afeitar, los consejeros de Hanun supusieron que no habían venido a lamentar al rey muerto sino a espiar el territorio. Ya que si ellos realmente habían venido a dar sus condolencias al rey ellos llevarían sus barbas afeitadas, por tanto, para enseñarles respeto por el muerto y humillarlos al mismo tiempo, Hanun dio orden de que les cortaran la barba por la mitad!

En conclusión, Levíticos 19:27-28, Levíticos 21:4-5, Deuteronomio 14:1-2 prohíben 4 actos diferentes de luto. Estos son:
1.        Recortarse una calva en la cabeza.
2.       Afeitarse la barba.
3.       Cortarse la piel.
4.      Escribir en la piel.

La inscripción de tatuajes como acto de luto es el punto más vago de la lista. Sólo se menciona una vez en Levíticos 19:28 y no vuelve a ser mencionado en toda la Ley, ni el resto de la Biblia. Pero tal clase de prácticas religiosas que requerían un tatuaje, cortarse/rasguñarse la propia piel, y/o cortarse el cabello de la cabeza y el de la barba no están hoy día presentes en nuestra cultura Occidental. Por lo tanto, la advertencia contra los tatuajes basados en la norma cultural, no pueden aplicarse hoy día.

Si debemos concluir automáticamente que tatuarse es malo, entonces, también debemos concluir que afeitarse el cabello en la corona de la cabeza y afeitarse los bordes en la barba del hombre, y comer carne medio cruda son igualmente malos. Pero debido a que cortarse la coronilla y afeitarse la barba no es en sí pecado, ¿cómo podemos concluir automáticamente que tatuarse es de igual forma pecaminoso? La verdad es que nosotros no podemos llegar a esa conclusión.

El Cristiano deberá considerar seriamente las ramificaciones de una marca de por vida en su piel; la cual, con mucha frecuencia se convierte en un estigma social y laboral. El Cristiano tendrá que preguntarse si es o no un buen testimonio y esto, es algo que un Cristiano deberá decidir consigo mismo y con el Espíritu Santo.

Debemos tener mucho cuidado al hablar de este tema, ya que si las opiniones personales o emociones reemplazan las enseñanzas Escriturales con relación a nuestra libertad en Cristo, y el resultado son la división y la ira, entonces, aquellos que están creando división y juzgan ligeramente a otros son los que están en pecado.