jueves, 24 de abril de 2014


¿EN QUE HEMOS CONVERTIDO AL BAUTISMO?

Como ya saben durante toda mi vida he crecido en medio de las iglesias cristianas, específicamente dentro de mi amada denominación Bautista, de la cual aún soy pastor. Me bautice a los 13 años, aun y cuando tengo recuerdos vivos de haber recibido al Señor Jesús como Salvador a mis tempranos 4 años de edad, gracias a la presentación del evangelio por parte de mi padre, quién me ilustro Apocalipsis 3:20 con la puerta de la entrada de la casita donde vivíamos en aquel entonces. Recuerdo que cuando fui confrontado con la idea del bautismo habían muchas cosas a considerar, primero, yo debía recibir una cantidad estipulada de clases de doctrina; luego yo sería presentado a la asamblea para ser interrogado y esperar ser “Aprobado” por la asamblea para el bautismo; por último, esperar el día y la hora para realizar el acto.

Esta práctica fue mi práctica durante muchos años, ya que casi siempre uno continuo haciendo lo aprendido sin cuestionarlo, es parte de la tradición, de la cultura y de la filosofía organizativa de nuestra denominación. ¿Pero es parte de la correcta interpretación bíblica?  ¿Hasta qué punto la tradición y la filosofía se deben sobreponer a la verdad de la Palabra? ¿Hay algún error en nuestra práctica?

Si hay algo que me hace sentir orgulloso de ser Bautista, es nuestro amor por el estudio de la Biblia, es decir, la teología que nace del estudio serio de la Biblia y da como consecuencia la pureza doctrinal. Pero eso no quiere decir que somos perfectos.  Con el bautismo, así como con algunos otros temas, no estamos libres de seguir nuestras tradiciones y preferencias que no resultan en otra cosa más en que al igual que los fariseos “…Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir…” Mateo 23:4. Estoy seguro que inclusive las intenciones no han sido esas, varios factores hacen que esto ocurra. No podemos olvidar la carga espiritual exagerada que el trasfondo católico han puesto sobre el bautismo al considerarlo un “sacramento”, es decir, que su cumplimiento contribuye con la salvación, cosa que no es bíblica; pero durante años ha hecho que muchos, sobre todo hispanos se acerquen a la idea de bautizarse como algo súper espiritual y se invaden de temor al no sentirse dignos de merecerlo.  

Si a esto le agregamos que en la mayoría de nuestras iglesias bautistas tenemos una lista de exigencias y requisitos “exagerados”, y “extra bíblicos” para poder ser bautizados, de alguna forma continuamos trayendo confusión sobre este tema. Permítanme aclarar algo, me consta por experiencia propia que los requisitos que las iglesias bautista tienen para con el cristiano que desea bautizarse responden a dos intereses dignos y que no tienen mala intención:   Asegurarse de que le creyente entienda el evangelio y cumplir con la ley y tradición que exige los estatutos, constituciones y/o reglamentos de la organización.

Mi reflexión está dirigida a que ésta práctica atenta contra la naturaleza del bautismo. Creo que exageramos al determinar que el cristiano para bautizarse debe conocer “toda” la teología y la Biblia, y para eso debe pasar meses siendo educado, y aún me horrorizo con el hecho de que hemos convertido al bautismo en el rito o requisito para la inclusión de la iglesia como organización. ¿Dónde dice la Biblia que el bautismo debe ser regulado por las constituciones o estatutos de las iglesias?  

El bautismo cristiano de acuerdo con la Biblia, es un testimonio externo de lo que ha ocurrido internamente en la vida de un creyente. Lo llamamos ordenanza, junto a la Santa Cena,  porque ambos son los símbolos que ilustran la identificación de un creyente con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección. En el bautismo cristiano, la acción de ser sumergido en el agua, representa ser sepultado con Cristo. La acción de salir del agua representa la resurrección de Cristo. La Biblia declara, “¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en Su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en Su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva” (Romanos 6:3-4)

Según la Biblia en el bautismo cristiano deberían haber sólo dos requisitos antes de que una persona sea bautizada: (1) la persona que está siendo bautizada debe haber confiado en Jesucristo como Salvador, y (2) la persona debe entender lo que significa el bautismo. Si una persona conoce al Señor Jesús como Salvador, entiende que el bautismo cristiano es un paso de obediencia al proclamar públicamente su fe en Cristo, y su deseo de ser bautizado,  entonces no hay razón para impedir de ser bautizado al creyente. Como dijo el pastor Adrián Rogers “No podemos espiritualizar lo administrativo, ni administrar lo espiritual”.

De acuerdo con la Biblia, el bautismo cristiano es simplemente un paso de obediencia, una proclamación pública de la fe que uno profesa en Cristo solamente para salvación. Pero nuestra práctica evangélica ha sustituido esta evidencia pública por la práctica y exigencia de pasar a delante, o levantar la mano en medio de un culto para confesar que se ha recibido a Cristo.  PERO LA BIBLIA ENSEÑA QUE LA PRIMERA EVIDENCIA DE HABER RECIBIDO A CRISTO COMO SEÑOR ES EL BAUTISMO. El bautismo cristiano es importante porque es un paso de obediencia, repito,  la declaración pública de la fe en Cristo y compromiso con El. Veamos la evidencia bíblica:

"Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados" (Hechos 2:41)

"Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó" (Hechos 8:36-38) 

"Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi cada, y posad. Y nos obligó a quedarnos." (Hechos 16:14-15)

"Y Crispo, principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados" (Hechos 18:8)

¿Puede usted ver el orden de eventos en la Gran Comisión? Debemos hacer discípulos ¿Cómo? Primero, bautizándoles y luego, enseñándoles. Aunque por razones buenas, hemos invertido el orden y eso ha causado que dentro de nuestras iglesias exista confusión, le negamos el derecho de bautizarse a otros porque “su condición no es apta para el bautismo” por alguna situación a juicio de los estatutos o constituciones.

"Pero Él se acercó y les dijo: Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. Ustedes vayan y hagan más discípulos mios en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado..."

En conclusión:

1.- El bautismo es para obedecer un mandato del Señor. No otorga salvación, pero da al creyente la aprobación del Señor por testificar sobre su identificación con su Vida, Muerte y Resurrección.

2.- Es el primer y único gran paso para dar testimonio de la identificación del creyente con Cristo, según lo examinado anteriormente.

viernes, 18 de abril de 2014


QUIERO VIVIR EN LA  VOLUNTAD DE DIOS



 "El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." 1 Juan 2:17

La palabra “voluntad” tiene tres significados básicos, que se aplican tanto a Dios como a los seres humanos.

1.-Voluntad: la capacidad y el poder de elegir. Dios nos creó con la capacidad de tomar decisiones, lo que constituye una parte importante de haber sido formados “a imagen de Dios.”

2.- Voluntad: el deseo de realizar algo o de alcanzar un objetivo.

3.- Voluntad: propósito firme, determinación o plan.

En la Biblia encontramos algunas referencias claras a cual es la Voluntad de Dios: La Voluntad de Dios es que el mundo sea Salvo, que no contristemos al Espíritu Santo en nosotros, Dios quiere nuestra Santificación, Que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, y que guardemos sus estatutos en nuestro corazón.

La vida cristiana esta llena de luchas y de situaciones difíciles tratando de adaptarnos al proceso de vivir bajo la Voluntad de Dios.  De alguna manera durante años se ha buscado aliviar la carga de nuestra responsabilidad en ese proceso, queremos que sea Dios quien obre en nosotros de forma sobrenatural y tome nuestras decisiones.  Pero la verdad es que Dios espera que participemos activamente en los cambios y decisiones que nos llevaran a vivir según su Voluntad. Somos responsables de nuestros actos, sin embargo, en lo profundo de nuestro corazón al momento de actuar para tomar una decisión trascendental que cambiará el rumbo de nuestra vida deseamos en ocasiones, que sea otra persona la responsable de dicha acción por temor a equivocarnos y cargar con la responsabilidad o consecuencia.

No debemos esperar una respuesta sobrenatural del Señor cuando le pedimos que nos revele su voluntad. Es más lógico, y más bíblico, ejercitar las facultades intelectuales que él nos ha dado para discernir lo mejor a la luz de su Palabra. La enseñanza de la Escritura es suficientemente clara y nos indica si debemos o no tomar la decisión que nos planteamos. A veces puede suceder que no hallemos un texto suficientemente claro para decidir la resolución que debemos tomar. Sin embargo, la enseñanza global de la Escritura y el espíritu de la misma siempre contienen luz que nos ayuda a tomar nuestras decisiones. El Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento para discernir como los principios bíblicos deben ser aplicados.

La Palabra de Dios nos invita a que confiemos en Él a través de consultarlo al momento de tomar nuestras decisiones. Sin embargo, es sorprendente el ver cuan rápido nos olvidamos de Dios, y terminamos excluyéndolo de este proceso. Nuestra naturaleza rebelde siempre nos impulsa a ser independientes, es natural poner primero a Dios en los asuntos "espirituales", pero somos propensos a creer que es inadecuado e innecesario hacerlo con los asuntos cotidianos de nuestra vida. 


"Toma en cuenta a Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo." Proverbios 3:6

El proverbio nos llama a tomar en cuenta a Dios en "todas" las decisiones. Debemos consultar a Dios todo y debemos aprender a esperar y aceptar su voluntad. Con los años he aprendido, y sigo aprendiendo, que cuando no tengo paz frente a una situación no me muevo y estoy aprendiendo a hacer silencio ante la presencia de Dios para poder escuchar su voz y así tomar decisiones correctas.  No tener paz frente a un situación es algo bastante subjetivo, pero importante para reflexionar, me refiero al hecho de que la "paz" a la que refiere esa frase puede ser algo bien humano como las dudas, el temor, o la incertidumbre producto de la falta de información. Pero también esa falta de "paz" puede ser el llamado de reflexión y alerta de parte del Espíritu Santo. Cuando acudimos a Dios en oración y meditamos bien cada cosa, podremos identificar de donde viene la falta de paz.

Nuestras emociones y el razonamiento no nos ayudan a practicar la fe.  Estar seguros de la voluntad de Dios en cada situación amerita un conocimiento adecuado de su Palabra, cuando es así sentimos inmediatamente que Dios nos guía y nos muestra el camino que debemos tomar y cuando eso no ocurre; debemos siempre buscar su dirección y pedir ayuda, porque algo estamos haciendo mal. El problema viene  cuando nuestras emociones se alteran y comenzamos a razonar humanamente y en vez de ver con los ojos de la fe, vemos con nuestra propia mirada y las decisiones responden a los impulsos y no a la voluntad de Dios. Cuando la voluntad de Dios llega clara a nuestro conocimiento, todo intento de sustituirla por criterios humanos aparentemente más acertados es insensatez y rebeldía cuyas consecuencias habremos de deplorar el resto de nuestros días. No niego que Dios en su soberanía hable con alguien y le haga saber su instrucción, pero eso no es lo que debemos esperar en cada ocasión. 

Hay cinco claves para conocer la voluntad de Dios en una situación dada (1) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, no sea algo que la Biblia lo prohíbe. (2) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, va a glorificar a Dios, y va a ayudarlo a usted a crecer espiritualmente. (3) Asegurarse de que lo que decide esta acorde al llamado particular que Dios le ha hecho para servirle, y que sea consono a los dones y talentos que le ha dado. (4) Asegurarse de que el camino que usted escoge no atenta contra la santidad que Dios demanda de su vida. (5) Asegurarse que al realizar el plan escogido usted estara contribuyendo con la extensión del Reino de Dios.

Desde mi entendimiento de Dios y las verdades bíblicas no hay forma de estar fuera de la Voluntad de Dios si seguimos estos parámetros.  Dios quiere que descubramos cuál es su voluntad para nosotros estudiando la Biblia y usando nuestra capacidad de razonar (Romanos 12:1-2; Efesios 5:17). Dios nos ha confiado vida, talentos, oportunidades y opciones para la acción. Nos provee orientación y se alegra cuando tomamos buenas decisiones. 

jueves, 17 de abril de 2014


Relación Pastor e Iglesia  Parte IV

En los anteriores escritos trate de permitir que cualquier ministro que inicia su servicio a Dios pueda aprender de las experiencias de este humilde servidor, esas lecturas pudieran también ayudar a los miembros de las iglesias a abrir su panorama de la realidad del ministerio pastoral. En esta última entrega sobre este tema quiero solo ayudar a aquellas iglesias que están buscando su pastor. ¿Qué deberían hacer con la finalidad de evitar unirse con un yugo desigual, ministerialmente hablando? Utilizaré el ejemplo de la escogencia de David por parte de Dios.

Estudio Bíblico: 1 Samuel 16: 1-13

I.- DIOS ESCOGE SIEMPRE A UN INSTRUMENTO HUMANO PARA LA ELECCIÓN TERRENAL DE LOS PASTORES (V.1“…Dios le dijo a Samuel…”

En el Antiguo Testamento encontramos múltiples ejemplos de cómo Dios utilizó a instrumentos humanos para manifestar su decisión cuando escogió a algún profeta o Rey. (Moisés a Josué, Eli a Saúl, Elías a Eliseo; Sadoc a Salomón; Samuel a Saúl y a David; etc.).   Dios no hablara a cada persona para saber su opinión sobre su voluntad, escoge a quién le guía a conocerla y a compartirla con el pueblo.  En el Nuevo Testamento vemos que Dios confirmo el llamado de sus escogidos con individuos: Uso a Juan el bautista para evidenciar la escogencia de Jesús en su bautismo, uso a Bernabé para confirmar a Pablo ante los otros discípulos;  Uso a la iglesia para apartar a Pablo y Bernabé para las misiones;  uso a los discípulos para escogieran a los 7 primeros diáconos, etc. 

Nuestra práctica evangélica para seleccionar a nuestros pastores varía según la denominación. Pero en lo que respecta al pueblo Bautista por lo general se nombran comités para la búsqueda de ese siervo de Dios. Creemos que al orar y seleccionar a esas personas que representan a la asamblea general, Dios les hablará y guiará en establecer el mejor proceso y llegar a una elección divina. Creemos en la autonomía y singularidad de la iglesia local, en que cada congregación es distinta y que cada pastor también, es trabajo del comité conseguir de parte de Dios al ministro que se adapta mejor a la idiosincrasia, visión, misión, personalidad, administración, y personalidad de la iglesia a fin de establecer una relación Iglesia-Pastor duradera.  Es muy importante que los escogidos para confirmar la escogencia divina entiendan bien y asuman sus responsabilidades con seriedad y objetividad. Tenemos el caso de los 11 discípulos que trataron de escoger al sucesor de Judas y lo hicieron erróneamente sin un proceso de consultar a Dios y examinar candidatos, solo echaron suertes. El resultado es que nombraron a alguien, Matías, de quién nunca más se supo en la Biblia.

II.- CUANDO TENEMOS QUE TOMAR DECISIONES SOBRE UN PASTOR NO DEBEMOS TENER  MIEDO DE LA REACCIÓN DE LAS OTRAS PERSONAS (V.2) “…Dios mío, si Saúl llega a saberlo, me va a matar…”

Samuel recibe de Dios una misión clara y directa, buscar a quién Dios ungiría para remplazar a Saúl.  Samuel conociendo la dureza de su rey entendía que éste estaría furioso al saber sobre su misión, temió a la muerte. El temor a otras personas siempre es normal, Saúl estaba siendo rechazado por Dios y eso afectaría a muchos de sus amigos, familiares, y demás personas interesadas, genuinamente o por conveniencia, en su Reinado. El secreto para la tarea de Samuel era ser obediente a Dios, el Señor le dijo: “…Yo te enseñare lo que has de hacer…”  Cuando realizamos tareas como la de escoger líderes es importante primero establecer nuestro proceder y trazar el rumbo de acción de la mano de Dios, y luego de entender la voz del Padre en cuanto a esto, apegarnos al plan.

Si tanto Samuel como cualquier otra persona o grupo elegida para ungir o escoger a un líder se olvida del cumplir con el proceso adecuado y se centra en la reacción de las demás personas a su alrededor, perderá su objetividad y terminará decidiendo en su humanidad.  El futuro de Israel era más importante que los intereses de Saúl, o de Samuel, o de cualquier otro judío. No se trataba de complacer a nadie, sino de ser sabio en buscar al mejor Rey para el Pueblo de Dios y así cumplir con la misión de la Nación Santa.

III.- DEBEMOS ESTAR SEGUROS DE QUE LA ESCOGENCIA ES DIRIGIDA POR DIOS Y NO POR MOTIVACIONES HUMANAS (V.6) “Cuando llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Estoy seguro de que Dios ha elegido a este joven».”

El pasaje nos muestra el funcionamiento de la naturaleza humana, Samuel se dejó impresionar por los factores externos: A) Su ansiedad, apenas vio al mayor de los hijos de Isaí ya quería salir de su responsabilidad, era menos trabajo. B) Se impresiono por las apariencias, lo curioso es que el v.12 afirma que David también era hermoso,  la ansiedad y temor de Samuel lo llevaban a precipitarse. Así como Samuel se dejó llevar por las impresiones al considerar de inmediato a Eliab, Isaí había descarta la posibilidad de que David fuera el ungido, ni siquiera lo mando a llamar sabiendo que venía Samuel, quizás por ser el más pequeño. Una vez más debemos corregir nuestros prejuicios, porque quizás nos lleven a escoger al equivocado o a menospreciar al adecuado.  Dios le dice a Samuel que Él mira el corazón del hombre y que por eso elige a los líderes, por lo tanto hay un llamado a aquellos quienes Dios ha elegido para confirmar y escoger a los líderes a no seguir corazonadas o gustos personales y subjetivos. Debemos ver el corazón. ¿Pero realmente podemos nosotros ver el corazón de alguna otra persona?

IV.- TODO LO QUE PUEDE VER EL HOMBRE ES ENGAÑOSO, EL INSTRUMENTO ESCOGIDO POR DIOS PARA LA ELECCIÓN DEBE CENTRASE EN EXAMINAR EL CORAZÓN DEL LÍDER AL EXAMINAR LAS EVIDENCIAS EN SU VIDA (V.7) “Pero Dios le dijo: «Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Éste no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón».”

¿Por qué cuando Pablo le pide a su discípulo Timoteo escoger a los líderes no le pide mirar sus corazones? El apóstol Pablo le dijo a Timoteo “Antes de nombrar a alguien para el servicio a Dios, piénsalo bien. Porque, si esa persona hace algo malo, tú serás también responsable de lo que haga. Tú mismo debes apartarte del mal.” 1 Timoteo 5:22  Pablo dice. “…PIÉNSALO BIEN…”  ¿Qué tenía que pensar Timoteo?  ¿Se han preguntado porque Dios nos da en la Biblia la lista de requisitos para escoger a los Diáconos y Pastores? Porque sabe que no vemos los corazones. Las únicas formas de conocer lo que hay en el corazón de otro ser humano son:

Escuchar sus palabras “…de la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 12:34, esto es por medio de entrevistas.

Observar su testimonio y conducta, “El buen árbol no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.  Así que ustedes los conocerán por sus frutos”. Mateo 7:18-20

Evaluar su desempeño,  En la Biblia los términos “pastor”, “obispo”, y “anciano” muestran distintos énfasis de la responsabilidad en la tarea pastoral. El líder de una iglesia debe ser responsable y eficiente como  Administrador de la Iglesia, en la Atención Espiritual de sus ovejas, en la Enseñanza, y en la Predicación de la Palabra. “Ahora bien, además se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.” 1 Corintios 4:2.  “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” Lucas 16:10. “Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar, y que sean capaces de enseñar a otros.” 2 Timoteo 2:2.  En estos pasajes se enfatiza que se debe examinar la fidelidad, confianza, y capacidad del candidato.

Evaluar su liderazgo y aceptación por la congregación: Un error común que se comete es sobre espiritualizar las cosas alrededor del pastor, concluir que si cumple con los requisitos espirituales es suficientemente apto para dirigir cualquier congregación o iglesia, pero no es así. El pastor es alguien que para cumplir con sus funciones debe ser influencia sobre las ovejas, el mismo Señor Jesús dijo: “Mis seguidores me conocen, y yo también los conozco a ellos. Son como las ovejas, que reconocen la voz de su pastor, y él las conoce a ellas. Mis seguidores me obedecen” Juan 10:27.  Como seres humanos somos nosotros quienes elegimos a quien seguir, nos identificamos o no con otros, así escogemos nuestras amistades al identificamos con su personalidad, con su manera de pensar, con sus intereses, valores y principios. ¿Quién dice que no es igual al momento de escoger a nuestro líder espiritual? Por eso Dios llama a tantos hombres distintos, para alcanzar y cuidar a la gran variedad de ovejas, pero cada pastor estará rodeado por aquellos que sientan afinidad y respeto con él. 

V.- EN MEDIO DEL PROCESO DE ELECCIÓN NO SE DEBE DESCARTAR LA POSIBILIDAD DE EXAMINAR A MÁS DE UN CANDIDATO HASTA ENCONTRAR LA VOLUNTAD DE DIOS (Vv.8-10) "Isaí llamó a Abinadab, y se lo presentó a Samuel.... Luego a Samá.... Isaí le presentó a Samuel siete hijos suyos..."

Samuel debió ver a los siete hermanos mayores de David antes de ungirlo como rey.  Debido a nuestra imperfección y limitación humana, no estamos capacitados para hacer una elección perfecta de inmediato, aunque tampoco es imposible que ocurra.   Quiero usar como referencia la experiencia de Samuel, le fueron presentados los hijos de Isaí, uno por uno. Se ha preguntado usted, ¿Por qué no se le pusieron todos juntos enfrente al profeta? Creo que Dios quería evitar la competencia entre ellos y las pasiones humanas que llevan a las comparaciones y contiendas.  Cada uno tuvo su oportunidad ante el mensajero de Dios, uno a uno fueron considerados y en el caso de los siete mayores rechazados.  De la misma manera, nuestras iglesias deben evitar crear un concurso público entre candidatos al pastorado, es nuestra práctica bautista abrir un ciclo con un candidato y cerrarlo definitivamente antes de iniciar otro con alguien más. Si en el ciclo se concluye que ese candidato debe ser el pastor, todo finaliza allí; si la conclusión es que no es el adecuado para esa determinada congregación, se debe orar por un nuevo candidato e iniciar un nuevo ciclo de consideración.

Es importante resaltar que la no escogencia de los hijos mayores de Isaí no significo que éstos fueran unos pecadores, su desaprobación por parte de Dios no definía si eran mejores ni peores que David, simplemente no eran lo que Dios quería para esa función.  A menudo veo el temor en quienes deben  considerar a un pastor para una determinada iglesia, ya que sienten que su decisión determinará si el candidato es llamado o no por Dios, si es santo, irreprensible, salvo, etc. La verdad es que el llamado y escogencia de Dios para con sus siervos los pastores no tiene nada que ver con lo que cualquier comité o concilio de una congregación local determine, éstos sólo evalúan la compatibilidad del candidato con las características específicas de la iglesia que representan. No debería haber u sentido de fracaso en los no escogidos ni un sentido de culpa en el comité o concilio que realiza su trabajo y quienes conocen bien a su congregación. Nunca se elige entre buenos y malos pastores, sólo se busca identificar al más idóneo para lo que significa cada congregación.



Relación Pastor e Iglesia  Parte III

C.      A finales del año 2000 después de haber visitado algunas iglesias de la región conocimos a la “Iglesia Bautista Capernaúm”, ubicada en el municipio San Francisco, una iglesia que aunque tenía muchos años de fundada y había tenido varios pastores de alto calibre, se encontraba pasando por un bajón en todo sentido, pero seguía siendo una hermosa congregación.  Desde el primer día al predicar allí como invitado me agrado el sector, un sector popular de clase media-baja, donde los miembros eran más una familia que una gran organización, pero donde las heridas y desavenencias entre los líderes estaban marchitando a la iglesia, el desánimo y la rutina eran de proporciones épicas. Adicionalmente, en cuanto a su estabilidad económica estaban casi en la banca rota y no tenían nada casi nada que ofrecer a la familia pastoral, esa era una de las razones por las que tenían varios años sin pastor. Pero fue allí donde sentí el deseo de pastorear y Dios estaba conmigo, las principales razones por las que acepte el pastorado de esa iglesia fueron:
 
  1. La situación de la iglesia en cuanto a su membresía, estructura organizacional y lugar eran muy similares a  la misión donde estuvimos trabajando los tres últimos años de estudios en el seminario, mis consejeros espirituales me habían sugerido no aceptar otras ofertas de iglesias más establecidas y continuar con mi desarrollo ministerial un paso a la vez. 
  2. A pesar de que las situación económica de la iglesia era lamentable, siempre he creído en que el Jefe es Dios y el siempre paga, sólo era cuestión de tiempo el descubrir sus medios, adicionalmente la actitud de los miembros de esa iglesia demostraban una entrega y amor que me hizo saber que no me daban por que no había, pero cuando Dios trajera los recursos, ellos  cuidarían de mí, cosa que hicieron durante los años que fui su pastor.
  3.  Como parte del acuerdo ministerial la iglesia me permitía iniciar mis estudios de licenciatura en la Universidad del Estado Zulia donde había sido aceptado para estudiar Contaduría Pública. Siempre he creído que un pastor es el administrador de la iglesia y debe conocer de Biblia, teología, administración y consejería. Para aquella fecha ya había estudiado Teología, ahora era la oportunidad de las Ciencias Económicas y Sociales. 


¿Por qué salí de esa iglesia? 

Para finales del año 2003, cuando ya la iglesia Capernaúm había vivido un hermoso resurgir y su crecimiento integral era evidente, algunas cosas no habían mejorado de la misma manera. Una de las cosas que Satanás utiliza siempre para mermar el trabajo del pastor es la oposición de aquellos que en un genuino amor por la iglesia y movidos por el temor a los cambios utilizan formas y herramientas no genuinas para tratar de detener lo que creen es un pastor demasiado arriesgado y con ideas “demasiado revolucionarias” para aquellos que están en su zona de confort.  Realmente caminamos juntos hasta donde nuestras visiones ministeriales se mantuvieron unidas, mis planes de reestructurar la iglesia, refrescar el liderazgo, ampliar nuestro radio de acción, invertir económicamente en proyectos, etc. Causaron más preocupaciones que ánimo.  Y si algo aprendí de mis maestros es que la iglesia le pertenece a Dios y no a mí, que hay que respetar la naturaleza de una determinada congregación y que si no conseguíamos el punto de acuerdo, por el bien del Reino de Dios es mejor la separación. Tengo tanto que agradecer a esa iglesia, aún la amo y llevo en mis oraciones, ellos se atrevieron a dejarse pastorear por un joven de 23 años, un novato y me ayudaron a crecer.  El último día del mes de mayo del año 2004 se hizo efectiva mi salida.

 NOTA: Quiero resaltar que creo firmemente que como Dios Todopoderoso es el Jefe de todo ministro, es a Dios a quién le presentamos nuestras renuncias, y cuando allí se acepta es que procedemos ir a notificar a la iglesia de la realidad. Lo que quiero decir, es que cuando ya mi corazón, mi familia, mis sueños y motivaciones no están a la par con la iglesia donde sirvo, comienzo a pedirle a Dios que en su misericordia abra otra oportunidad para servirle, y como Él conoce mi corazón y me ama, y la mies es mucha siempre abra donde ir. Algunas veces no abre las puertas de inmediato y entiendo que desea que aprenda de la experiencia que vivo; también he visto que otras veces es el mismo enemigo quien pretende distraerme de la voluntad de Dios y presenta opciones que son tentativas, pero no son cónsonas con el mover de Dios hasta la fecha en mi vida; por eso siempre es bueno mantener una vida de oración, para siempre escoger guiado por el Padre.

D.      El 01 de julio del 2004 comencé a trabajar como pastor administrativo liderando la planificación de los ministerios de la Iglesia Bautista La Fe de Maracaibo, la iglesia donde mi padre es el pastor y donde yo nací espiritualmente. Para este momento esta iglesia había iniciado el   proceso de adaptar su estructura organizacional a una nueva filosofía eclesiástica, mi deber era ayudar en ese proceso. Definitivamente era el más grande reto que había enfrentado ministerialmente por dos razones: La primera porque era servir en medio de aquellos quienes me vieron crecer, y esto no es nada sencillo ya que el mismo Jesús había dicho “...no hay profeta sin honra sino en su propia tierra…”. La segunda razón era porque ya estaba por culminar mis estudios de Contaduría y ahora era tiempo de los semestres finales, los trabajos de grado y la iglesia demandaba de mí un horario mucho más comprometedor. Pero las razones para aceptar esa invitación eran solidas:

1.       Era la oportunidad de crecer bajo la supervisión de un pastor de mucha experiencia y que adicionalmente era mi padre, él siempre quiso que le dedicara unos años para formarme.
2.       Teniendo como familia los planes de buscar nuestra segunda hija, las condiciones laborales ofrecidas por esta iglesia permitían soñar con alcanzar nuestro sueño familiar y procurar un poco de estabilidad económica, cosa que no había sido precisamente la marca de nuestros ministerios anteriores.
3.       Era la oportunidad de retribuir con trabajo, entrega, servicio y amor a la iglesia que me vio nacer y me apoyo siempre durante mis estudios en el seminario.
4.       En esa iglesia eran miembros nuestros familiares, padres, hermanos, tíos, primos, etc. Después de más de siete años de no convivir con ellos era una hermosa oportunidad.

Los años de servicio a Dios en esa iglesia fueron una total bendición en todos los sentidos, ellos fueron los que impulsaron mi crecimiento con cariño, mentores y mucho amor, todos mis temores fueron dispersos por el amor mostrado y el respeto recibido. Durante cada día allí derrame mi alma sirviendo al Padre Celestial y beneficiando a esta iglesia que es parte de mi alma. Luego de graduarme de la Universidad, mi situación familiar mejoró aún más, ya adicionalmente a mi trabajo con la iglesia llevaba a cabo trabajos independientes como contador, sin duda alguna fueron años de prosperidad en todo sentido.   

¿Por qué salí de esa iglesia? 

                Decidir salir de esta iglesia fue algo muy duro, no teníamos ninguna queja de ningún sentido, estábamos literalmente en la zona de confort y todo parecía que mejoraría cada día más.  Pero había una realidad, la Iglesia Bautista La Fe tenía ya un pastor, y si yo quería seguir desarrollándome y crecer más allá de las posibilidades permitidas por mi cargo y responsabilidad debía volver a buscar el pastorado de una iglesia. Tanto mi padre como yo siempre hablamos de que debíamos disfrutar el tiempo juntos, porque nada es eterno y yo tenía muchos sueños de hacer grandes cosas para Dios. Eso sí, para salir de esa iglesia debía venir el mismo Ángel Miguel y señalarme un sitio mejor para servir a Dios sin afectar a mi familia y mi desarrollo ministerial; y saben que así paso. No vi ni a Miguel ni a Gabriel, pero la mano de Dios abrió una oportunidad de servicio para ser el pastor de la Iglesia Bautista Emanuel en Caracas, la misma primera iglesia de la que me enamore cuando inicié mis estudios en el seminario, aquella iglesia que era demasiado parecida a mi iglesia natal y que adicionalmente tenía algo que amo: Una visión organizacional gerencial y una planificación ministerial que retaba mis deseos de aprender y ver que podía hacer Dios con nuestra unión.  Así que acepte ir con ellos.

E.      El primero de Julio del año 2008 llegue al lugar de mis amores, a la iglesia de mis sueños, a lo que sentí que era el propósito de toda la preparación que me había esforzado por tener, fui instalado como pastor de la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana, en Caracas. Conocida como la IBE.  Paradójicamente el cambio de ministerio implicaba una disminución inicial de nuestro nivel de vida familiar, ya que las exigencias de esta nueva rutina eclesiástica ameritaban que yo dejara a un lado el ejercicio libre de la contaduría para aplicar toda mi atención a la nueva iglesia.  Pero los frutos fueron bellos, crecimos de 600 personas hasta 1.400, Dios nos dio una nueva estructura ministerial y organizativa, construimos un nuevo templo, nos involucramos en el trabajo social impactando a grandes sectores de la comunidad, predicamos el evangelios a muchas personas dentro y fuera del templo, desarrollamos la visión que Dios había dado a los magníficos pastores que me precedieron respetando  la naturaleza de la iglesia pero impregnándola con mi esencia. Durante esos años serví como Directivo del Consejo Evangélico de Venezuela, serví como Presidente de la Convención Bautista de Venezuela, fui profesor voluntario del Seminario teológico de donde gradué,  participe de programas de radio, televisión, videos musicales cristianos, realice cursos de locución, redacción y escritura, recibí un diplomado en Ciencias Bíblicas, inicie una maestría en resolución de conflictos, y muchas cosas más.  No menciono esa lista para hacer alarde de lo que se hizo, lo hago porque en medio de mi ministerio estaba haciendo todo lo que creí que Dios esperaba de mi para agradarle, pero como podrán darse cuenta, en mi lista de tareas no estaba mi familia.  Descuide mi casa, mi amor por la iglesia superó el amor por mi núcleo familiar, mi esposa e hijas debían subirse al tren de mis éxitos si querían compartir tiempo conmigo. Eso sólo conllevo al desequilibrio y a la frustración.

El tiempo es esa iglesia es y será siempre el mayor agrado ministerial que en mi corazón he tenido, no sólo por los frutos del trabajo, sino porque allí aprendí a trabajar en equipo, a ser un mejor expositor de la Palabra de Dios, a conocer la misericordia del Padre; fui tratado por Dios en tantas áreas que aun siento que me paso por fuego para purificarme al punto que el dolor todavía mi alma lo recuerda. Allí aprendí que aunque la iglesia es espiritual no todo el que asiste a ella lo es, las iglesias con abundantes recursos económicos y de gran tradición representan un interés muy profundo para muchos y la defienden de cualquiera que desea cambiarla hasta con su propia vida. Nunca antes experimente lo que es ser odiado como líder por mis opositores, quienes usaron toda clase de arma carnal para destruirme, pero gracias a la Gracia de Dios al amor de la gran mayoría de la congregación los días de lamentos fueron pocos en comparación con los de Gozo.  Allí están algunas personas quienes son y siempre serán parte de mi ministerio y pertenecen a mi corta lista de amigos de verdad.

¿Por qué salí de esa iglesia? 


La respuesta es sencilla, debía reestablecer mi orden de valores.  Salir de la IBE creó que fue la última gran decisión que impactará mi vida, digo esto porque no importa que cosa tenga yo que decidir mañana, si fui capaz de reconocer que debía entregar ese lugar de servicio que tanto amo, no hay ninguna otra orden de Dios que me duela obedecer. Literalmente debí escoger entre mi familia o la iglesia, y recuerda amado hermano, para un ministro, si no hay familia no hay ministerio.  Pablo dice que el que no gobierna bien su casa no es digno del ministerio,   pues por allí me agarro Satanás, jamás pensé que dándole todo de mi tiempo al Señor traería daño a mi familia. Pero gracias a Dios que Él nos ama y nos permite a prender y corregir. Y definitivamente puedo decir que en esa iglesia no sólo crecí como cristiano, como pastor, sino como hombre.  A mis 36 años supe que si pretendía darle más años de servicio a Dios debía hacer ajustes, y presente la renuncia al Jefe Celestial y Él abrió una posibilidad para mi restauración familiar y próximo desarrollo.  Hoy estoy fuera de mi país, ordenando las cosas y esperando para iniciar un nuevo ministerio del que aún no es tiempo de hablar, así mismo próximo a continuar mis estudios teológicos, para seguir sirviendo en la enseñanza y cumplir mis sueños de escribir.

Continuará... 

miércoles, 16 de abril de 2014

Relación Pastor e Iglesia  Parte II

La iglesia, en su dimensión humana, es una organización con su propia cultura que responde a factores como: la idiosincrasia del lugar donde están, su historia, su denominación,  su estructura administrativa, su  visión ministerial, su sistema de gobierno, sus estatutos o constituciones, y a la  madurez y capacitación de quienes son sus líderes.

Para que la relación de un pastor con la iglesia sea duradera debe existir un conocimiento mutuo y apropiado que permita llegar a desarrollar lazos de amor y compromisos profundos.  En su carta a los Efesios el apóstol Pablo escribe: "Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Efesios  5: 25). Pablo utiliza la analogía del amor nupcial, heredada de los profetas del Antiguo Testamento, que recogió en su predicación Juan Bautista y que Jesús usó, como atestiguan los evangelios.   Aunque los pastores no somos iguales a Cristo, nuestra relación con las iglesias también debe ser entendida como un enamoramiento que lleva a un compromiso y que debería terminar en un matrimonio feliz. Creo que por eso, entre otras cosas, Pablo establece que uno de los requisitos para los pastores es “ser marido de una sola mujer y gobernar bien su casa.”  Así como cuando las relaciones matrimoniales se descuidan y vienen las luchas y los fracasos que llevan sentir deseos de divorcio, las relaciones ministeriales también sufren luchas y situaciones de ruptura.  En el matrimonio humano, Dios prohíbe el divorcio, pero no así en la relación pastor-iglesia. Jesús es el esposo de la Iglesia, NO YO.  

¿Qué hace que un pastor que un día sintió que su ministerio en una iglesia seria eterno, al pasar los días, o mejor aún las circunstancias, decida salir de allí? Precisamente esa fue mi más reciente experiencia pastoral, luego les contaré con más detalle. Pero pensé que sería por 25 años y todo duro 5. Una vez leí la frase de John Maxwell “Las personas no renuncian a las organizaciones sino a las malas relaciones interpersonales”.  ¡Wuao! Me sentí tan identificado. Comencé a darme cuenta que aunque servimos a Dios, y la iglesia tiene un origen espiritual, al mismo tiempo es una organización llena de humanos y donde las relaciones interpersonales, el respeto mutuo, el cuidado integral, la salud espiritual, los intereses compartidos, marcan el éxito o el fracaso de todo. Estamos donde nos sentimos amados, valorados o donde a pesar de las dificultades desarrollamos otros intereses personales. Dios quiere que nuestro servicio sea con gozo, no una carga insoportable.

En mis 19 años de ministerio he servido en cinco iglesias, dos mientras estudie en el seminario y tres desde que gradué hasta el día de hoy. Cada vez que me ha tocado salir de una congregación ha sido sumamente difícil explicar las razones, no todo el mundo está abierto a compartir mi cargas, la sobre-espiritualización de cada evento sigue allí en la mente de muchos, pero nunca he usado la frase “Dios me pide que los deje”.  Algunas veces, por temor a no ser comprendido, sólo guarde silencio; en otras ocasiones trate de explicar mis motivos, la verdad es que aprendí por las malas que siempre sería visto como traidor o decepcionaría a muchos con mi decisión y me acusarían de egoísta, para muchos esa es la manera de decir, que no quieren que me vaya.  La relación pastor-iglesia, como cualquier otra debe ser una relación ganar-ganar, la iglesia tiene un líder que le guía a cumplir la visión de Dios y la mantiene segura y alimentada como rebaño y el pastor tiene una oportunidad de servir a Dios en medio de una familia espiritual que lo cuida a él y a su familia, que le permite madurar y desarrollar su ministerio para el bien común del Reino de Dios. No sé cuántas veces usted podrá acceder a los detalles de la vida de un pastor, pero espero que las siguientes líneas sirvan para explicar mis conclusiones. Haré un pequeño recuento de las razones porque escogí con la ayuda de Dios los lugares donde he servido y también hablaré de porque salí de allí.

A.      A finales del año 1996 siguiendo el llamado de Dios y con el propósito de capacitarme teológicamente, fue necesario salir de mi estado natal, el Zulia, al Occidente de Venezuela y viajar a la capital de país, Caracas.  Como ya explique al inicio del blog anterior, al llegar al Seminario Teológico de Venezuela se me exigió conseguir una iglesia para servir durante mis años de estudio, la primera iglesia donde acepte la oportunidad de servir fue la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana en Caracas, yo era un joven soltero y decidí escoger iglesia en medio de varios otras por las siguientes razones:

1.       El pastor de la iglesia era alguien de quien yo quería aprender, un gran hombre de Dios.
2.       El estilo de la congregación era muy parecida a la iglesia donde crecí, me hicieron sentir como en casa.
3.       Aunque los beneficios económicos que ellos tenían disponibles para los seminaristas eran escasos, las oportunidades de servicio en una iglesia creciente implicaban un reto y un desarrollo personal y ministerial.
4.       La ubicación de la iglesia me permitía hospedarme en casa de mi abuela y así durante los fines de semana estar con mi única familia en la ciudad, eso compensaba la falta de recursos porque en medio de mi familia extendida me apoyaban con alimentos y hospedaje, lo que recibía de la iglesia sería para los gastos de trasporte.

¿Por qué salí de esa iglesia?  

Luego de sólo un año de estar sirviendo en esa hermosa iglesia, algo sucedió que obligo a un cambio de rumbo, decidí casarme y la que sería mi esposa iría a estudiar también al seminario, ya no era un seminarista, sino, una pareja. El liderazgo de la Iglesia Bautista Emanuel me notifico que no podían sostener a una pareja y llegamos al acuerdo de poner cese a mi servicio en medio de ellos. Nunca hubo una oportunidad de despedida, de aclarar el porqué  de mi salida, sólo una notificación de que no debía seguir en mis responsabilidades.

B.    Para el segundo trimestre  del año 1998 y luego de un largo período de ser probados, iniciamos un servicio como misioneros en el sector de la Parroquia Súcre de Caracas bajo la cobertura de la Iglesia Bautista Central. Esta vez se trataba de una iglesia totalmente distinta a la anterior, con un corte mucho más conservador, un liderazgo rígido y un gobierno de concilio, que se movía alrededor de un pastor interino.  Realmente esa escogencia mutua era casi una locura para los partes interesadas, nuestro trasfondo era mucho más liberal y no teníamos ningún gusto o conocimiento por el estilo de gobierno y liderazgo de la misma. ¿Por qué fuimos allí?  Luego de mucho orar y consultar a nuestros líderes espirituales, a pesar del sacrificio de la adaptación era una hermosa oportunidad por estas fueron las razones:

1.       Al trabajar con esta iglesia no era necesario dejar el hospedaje que teníamos con mi familia en la ciudad.
2.       El trabajo no sería dentro de la iglesia sino iniciando una nueva misión en un sector popular, experiencia que era atractiva ya que estábamos comenzando ministerialmente y ya conocíamos bien la vida de una iglesia establecida, pero no la de un punto nuevo.
3.       Existía la remota posibilidad, si se fraguaba la nueva iglesia, de ser asumido como empleado en la nómina de la iglesia y eso nos daría una estabilidad deseada para unos recién casados.

¿Por qué salimos de esa iglesia?  

Trabajamos en la constitución de la misión, que luego llego a ser la Iglesia Bautista de Catia, durante tres años; en ese tiempo la expectativa de ser asumido como parte de la nómina de empleados se alcanzó, la Iglesia Bautista Central nos dio un trato hermoso y justo, en medio de ellos tuvimos a nuestra primera hija. En Junio del año 2000, gradué del seminario, era tiempo de tomar decisiones sobre el futuro de la familia, nuestro deseo era continuar al frente del pastorado de la misión, pero algo sucedió. La Iglesia Bautista Central llamó como pastor, a un hermano, un siervo de Dios y pionero de la Obra Bautista Venezolana quién era contemporáneo en el ministerio con mi papá y que no mantenía las mejores relaciones de afecto hacia él.  Como resultado se me obligó a renunciar y a dejar la iglesia antes de que el nuevo pastor llegase.
Sin tener a donde ir y sin entender bien las razones de mi salida, una vez más debía buscar la “Voluntad de Dios” para mi ministerio. ¿Acaso era la Voluntad de Dios que yo dejara aquella misión?  Mi salida respondió al derecho genuino de aquel pastor de tener a su lado al personal que le generará confianza y agrado, y aunque no nos conocíamos, yo no entre en sus planes.  La decisión que tome fue lógica, volver a mi estado natal y buscar apoyo de nuestros padres, así lo hicimos. Para Julio del 2000 y hasta finales de ese año estuve visitando las iglesias de aquella región que no tenían pastor para ver si surgía el enamoramiento y así fue, llegamos a una nueva iglesia.
 
Continuará...