lunes, 27 de abril de 2015

¿CÓMO MEJORAR TU ORATORIA?
El objetivo de la oratoria suele ser persuadir (a diferencia de la didáctica que busca enseñar y transmitir conocimientos) y de la poética (intenta deleitar a través de la estética). La oratoria está ligada a transmitir nuestros discursos con eficacia.  
El gran enemigo del orador es el miedo al público que paraliza la lengua, seca la boca y la garganta y produce transpiración, movimientos torpes, traba la voz y nubla la mente. El origen suele estar en la falta de confianza y seguridad personal o de preparación académica. Así que los objetivos principales se basan en trabajar la forma (expresión corporal, modulación, entonación) y el fondo (conocer sobre lo que se habla) para mitigar los nervios.

Cuando un orador tiene que transmitir un discurso, su cerebro juega un papel importante en su motivación personal. Una actitud mental positiva hará que el orador exponga su tema con convicción y superará su miedo y su timidez. Sin embargo existen varias técnicas que ayudarán a pulir (o incluso crear) una buena oratoria.

1. La voz. Una buena voz facilita la labor del orador y debe reunir los requisitos de calidad, alcance, intensidad, claridad, pureza, resistencia y flexibilidad. Algunos de ellos son innatos pero otros se pueden adquirir a través de la práctica.

Recomendaciones para cuidar la voz

Para mantener una buena voz, es recomendable no fumar, no abusar de bebidas alcohólicas, evitar los líquidos muy calientes o muy fríos, no gritar, realizar ejercicios de inspiración y expiración, ejercitar el diafragma con una correcta respiración abdominal, ejercitar los músculos cercanos a la boca, realizar ejercicios de articulación y vocalización u ejercitar la voz mediante el canto o lecturas a viva voz.

 2. La respiración
Para la oratoria, una respiración diafragmática es la más aconsejada, ya que permite inspirar más aire y utilizar el diafragma al momento de hablar. Este tipo de respiración permite hablar con claridad y facilidad, sin peligro de quedar afónico.

3. La articulación
Esfuérzate en practicar la pronunciación clara y distinta de las palabras. La mala pronunciación de consonantes o vocales, o una pronunciación a medias, dan como resultado una mala expresión oral.
Te propongo que realices el siguiente ejercicio al menos 3 veces por semana, el hacerlo a consciencia te llevará a mejorar tu pronunciación y en consecuencia tus mensajes al hablar en público serán claros y precisos.
  • Toma un texto y léelo en voz alta.
  • Grábate ya sea en audio o en video, leyendo el texto
  • Escúchalo y toma nota de los puntos en donde percibas que tu pronunciación no es la correcta.
4.- La impostación de la voz
Impostar la voz significa fijar la voz en las cuerdas vocales para emitir el sonido sin vacilación ni temblor. Es hablar sin esfuerzo y con naturalidad. La impostación de la voz suele estar a cargo de médicos foniatras, profesores de canto y otros especialistas.

5. La velocidad
Se trata de la rapidez del discurso que puede variar dependiendo de las ideas expresadas. Es recomendable que al dirigirse a un público numeroso la velocidad sea menor que si nos dirigimos a un público pequeño; lo mismo aplica al exponer razonamientos difíciles, debe ser lenta, mientras que las ideas sencillas se pueden transmitir con mayor rapidez.

6.- Las pausas y silencios
Las pausas corresponden a los signos de puntuación en los discursos leídos y se aprovechan para tomar aire. Al hablar, no deben ser largas, pueden utilizarse para separar grupos de ideas de un párrafo, para anticipar frases o ideas que deseamos destacar y para meditar lo que se va a decir a continuación.

7.- El uso adecuado de las manos
Tus manos se pueden aprovechar muy bien para complementar tus palabras y dar mayor fuerza a tu conversación. No las utilices inútilmente y mucho menos para hacer cualquier cosa que distraiga a la otra persona. Tampoco las uses violentamente. Pero tampoco hables o escuches con las manos metidas dentro de los bolsillos porque eso denota indiferencia y mala educación.

8.- Control de las expresiones del rostro
¡Sonríe! Intercalar sonrisas cálidas y francas en la conversación transmite confianza, alegría y buena disposición. Sin embargo, no exageres. Sonreír demasiado frecuentemente puede convertir el gesto en una especie de mueca y dar la impresión de que es algo hueco, vacío y fingido. Apretar exageradamente los labios puede delatar que tienes dudas o desconfianza acerca de lo que el otro está diciendo o sugerir que no estás expresando realmente lo que piensas o sientes.


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