miércoles, 14 de mayo de 2014

LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO

"...Pero todos fuimos bautizados por el mismo Espíritu Santo, para formar una sola iglesia y un solo cuerpo. A cada uno de nosotros Dios nos dio el mismo Espíritu Santo". 1 Corintios 12: 13

El bautismo del Espíritu ciertamente ocurrió por primera vez en el día de Pentecostés, pero es una experiencia de la cual participan todos los creyentes, como bien afirma Pablo en el pasaje que acabamos de leer. El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia que no se pierde; es única, ocurre una sola vez en el momento en que el individuo comienza a creer en la persona de Jesús como Señor y Salvador. Es ese bautismo lo que coloca a esa persona, que había sido no creyente hasta ese momento, dentro de la familia de Dios. Eso ocurre una sola vez, el día que usted creyó en Cristo genuinamente y de corazón, como Señor y Salvador, arrepintiéndose de sus pecados.

Es importante reconocer la diferencia entre el ser "bautizado por el Espíritu" y el ser "lleno del Espíritu".  Hay un solo bautismo.  que nos une al cuerpo de Cristo y nos abre la puerta a todas las bendiciones que conlleva ser parte de la iglesia de Dios . El ser lleno del Espíritu es una de esas bendiciones que debemos buscar de continuo en nuestra vida.

No todos los creyentes experimentan la llenura del Espíritu Santo. El apóstol Pablo nos manda de forma imperativa a no embriagarnos con vino, "sino sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18 ). De manera que el apóstol nos está dando no una opción sino un mandato, inspirado por el Espíritu de Dios; el mandato es ser lleno del Espíritu. Lamentablemente aunque esto es un mandato, no todos los cristianos experimentan la llenura porque esta llenura depende de cuánto nosotros estemos en condiciones de cederle el control de nuestras vidas a Dios. En la medida en que nosotros nos rendimos a Dios, en esa misma medida el Espíritu de Dios hace su trabajo en nosotros.

Por otro lado, necesitamos también tener pendiente que esa llenura del Espíritu Santo, que puede ocurrir de forma recurrente, se da a lo largo de la vida del creyente y es una experiencia que todo creyente debiera experimentar. Es esta llenura lo que le va a permitir vivir una mejor vida de obediencia y le va a permitir también hacer el mejor uso de los dones del Espíritu.

 El papel del Espíritu Santo es primordial en la obra de la iglesia y el ser llenos del poder del Espíritu de Dios es de vital importancia para todo creyente.


El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios es lo que mantiene Su llenura. Aunque nuestra meta debe ser el ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena del Espíritu Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite la libertad del Espíritu para trabajar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza pecaminosa, es imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el tiempo. Por esto, debemos tratar inmediatamente con el pecado que surja en nuestras vidas, y renovar nuestro compromiso de ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.


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