PACIENCIA
"Ya
te he presentado mi queja, y ahora voy a estar muy atento; voy a esperar tu
respuesta." Habacuc 2:1
Vivimos
en un mundo donde cada día se nos enseña que todo debe ser rápido para agilizar
nuestro existir. Todo lo que queremos y deseamos alcanzar es preferible
recibirlo para el día de ayer, lo queremos pronto, rápido, ya, ahora, ligero,
apresurado de inmediato y al instante. Aprender a esperar es una de las cosas más
difíciles para el ser humano.
Lejos
de estimular la pasividad, este versículo llama a la decisión activa de
descansar confiados en el Señor y en su tiempo perfecto. No es el cese de las
actividades, sino la paz de espíritu que nos acompaña durante todo el día.
Esperar con paciencia, tranquilidad y confianza. Esta clase de actitud es
posible solo para quienes se han sometido a la autoridad de Dios. Si creemos y
aceptamos que Él quiere lo mejor para nosotros, y que todo lo hace para nuestro
bien, entonces podremos descansar en su derecho de elegir el método y el
momento adecuados. Si verdaderamente confiamos en Él, no maniobraremos, no
manipularemos, y no nos apresuraremos.
A veces Dios demora la respuesta a una oración hasta que hayas aprendido algo que Él quiera enseñar. A veces espera hasta que se produzcan las condiciones propicias para el resultado que quiere lograr. Después de habernos sometido al Señor podemos esperar confiadamente en que su voluntad se hará presente. Él sabe exactamente qué hacer y cuándo lograrlo. El Señor tiene el poder de reacomodar cualquier detalle para llevar a cabo su plan. Lo único que tenemos que hacer es creerle, y esperar su intervención.
A veces Dios demora la respuesta a una oración hasta que hayas aprendido algo que Él quiera enseñar. A veces espera hasta que se produzcan las condiciones propicias para el resultado que quiere lograr. Después de habernos sometido al Señor podemos esperar confiadamente en que su voluntad se hará presente. Él sabe exactamente qué hacer y cuándo lograrlo. El Señor tiene el poder de reacomodar cualquier detalle para llevar a cabo su plan. Lo único que tenemos que hacer es creerle, y esperar su intervención.
Esperar
en Dios significa verlo a Él, no a nuestro reloj. Dios no usa reloj, pero nos
da las cosas cuando es el mejor momento para nosotros, el tiempo más
conveniente. Muchas veces arruinamos lo que Dios quiere hacer, o aún nuestras
propias vidas, por apresurarnos y tomar decisiones incorrectas movidos por la
ansiedad de ese apuro. Él espera que busquemos su presencia más que sus
regalos. Disfrutar su compañía es mejor que cualquier dádiva. Si conociéramos
lo que Dios conoce, haríamos exactamente lo que Él hace, por eso sólo queda
confiar en El.
La
Biblia es nuestro fundamento en los tiempos de espera. Una de las cosas más sabias
que usted puede hacer es leer las Sagradas Escrituras todos los días, y pedirle
al Señor que le dé pasajes que traigan tranquilidad a su vida.
Amados,
quizás transcurran años hasta que sepas por qué Dios no respondió del modo
que esperabas, o cuando se lo pediste, ¡pero el día llegará, y sabrás
que Dios actuó acertadamente!
¡Espera en el Señor!
¡Espera en el Señor!
Que Gran bendicion este escrito, Muy acertada la palabra, aqui estuvo el espiritu de Dios, era una palabra que quizas he escuchado, y hasta yo mismo me la he llegado a decir, pero no hay como Cuando Dios te la dice, Bendiciones a su vida pastor.
ResponderEliminarGracias Pastor. Saber, particularmente hoy, que posee un blogs, es de absoluta bendición para mi. Tuve la maravillosa oportunidad de escucharlo muchas veces en la IBE y agradezco a Dios poder leer lo que escribe. Dios continúe bendiciéndole.
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