lunes, 30 de junio de 2014

BUSCAR LA PAZ Y NO LA GUERRA

"Los tontos fácilmente se enojan; los sabios perdonan la ofensa." Proverbios 12:16

Hoy quiero compartirles algo que aprendí del ministerio "peacemaker" (pacificadores), quienes se dedican a ayudar a las personas enseñándoles como lidiar con los conflictos interpersonales. La manera en que ellos presentan las opciones de acción es para mi muy útil y espero que para ustedes también.

Los conflictos pueden hacer que la vida sea muy incómoda. A menudo nos encuentran con la guardia baja y nos llevan a decir o hacer cosas que luego lamentamos. Cuando alguien nos ofende, podemos reaccionar sin pensar. 

El ministerio peacemaker nos dice que las personas tienen tres tipos de respuestas ante el conflicto:
1.- Respuestas de escape: Cuando se está más interesado en evitar o alejarse de un conflicto que en resolverlo.

A.- Negación: Una forma de escapar del conflicto es hacer de cuenta que un problema no existe.  Estas repuestas traen sólo alivio temporal y normalmente empeoran las cosas (ver 1 Samuel 2:22–25).

B.- Huida: Otra forma de escapar del conflicto es huir. La huida puede ser legítima en circunstancias extremas (ver 1 Samuel 19:9,10), pero en la mayoría de los casos sólo posterga una solución adecuada del problema.

C.- Suicidio: Cuando las personas pierden toda esperanza de resolver un conflicto, pueden buscar escapar de la situación intentando quitarse su propia vida (ver 1 Samuel 31:4). El suicidio nunca es la forma correcta de tratar un conflicto. 

2.- Respuestas de ataque: Cuando se está más interesado en ganar un conflicto que en preservar una relación.

A.- Agresión: Algunas personas tratan de vencer a un oponente usando diversas formas de fuerza o intimidación, como ataques verbales (incluyendo el chisme o la calumnia), violencia física o esfuerzos para dañar a una persona financieramente o profesionalmente (ver Hechos 6:8–15). Esta conducta siempre empeora los conflictos.

B.-Litigio: Si bien algunos conflictos pueden ser llevados legítimamente ante un juez civil (ver Hechos 24:1–26:32; Romanos 13:1–5), las demandas generalmente dañan las relaciones, reducen nuestro testimonio cristiano y a menudo no logran una justicia completa. (1 Corintios 6:1–8; Mateo 5:25,26).

C.- Asesinato: En casos extremos, las personas pueden estar tan desesperadas por ganar una disputa que intentarán matar a quienes se les oponen (ver Hechos 7:54–58). Si bien la mayoría de las personas difícilmente lleguen a matar a alguien, nunca debemos olvidar que podemos ser culpables de asesinato a los ojos de Dios cuando albergamos ira o desprecio en nuestro corazón hacia otros (ver 1 Juan 3:15; Mateo 5:21,22).

3.- Respuestas de paz: Hay tres formas bíblicas de resolver los conflictos personalmente y privadamente, sólo entre usted y la otra parte.

A.- Pasar por alto una ofensa: Muchas disputas son tan insignificantes que deben ser resueltas pasando por alto silenciosamente una ofensa. (Proverbios 19:11). Pasar por alto una ofensa es una forma de perdón e involucra una decisión deliberada de no hablar de ella, pensar en ella o dejar que se transforme en amargura o ira contenidas.

B.- Reconciliación : Si una ofensa es demasiado seria como para pasarla por alto o ha dañado nuestra relación, tenemos que resolver temas personales o relacionales a través de la confesión, la corrección amorosa y el perdón. (Colosenses 3:13).

C.- Negociación: Aun cuando resolvamos exitosamente temas vinculados a la relación entre las partes, tal vez necesitemos todavía solucionar temas materiales relacionados con dinero, propiedad u otros derechos. Esto debería hacerse a través de un proceso de negociación cooperativa en el que usted y la otra persona buscan llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades legítimas de cada lado.  (Filipenses 2:4).

Amados, mi deseo es que Dios nos ayude a ser pacificadores en un mundo donde el conflicto es parte de nuestra vida.





martes, 3 de junio de 2014

OJO POR OJO

"Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás." Mateo 7:2

Juzgar es: "Deliberar, quien tiene autoridad para ello, acerca de la culpabilidad de alguno, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar su condena."
 
Muchas veces nos resulta bien fácil criticar y juzgar a los demás sin ponernos a pensar que con esto ofendemos a Dios, pues Él nos ha mandado a que no juzguemos a nadie. Lo peor es que lo hacemos sin darnos cuenta que muchas veces nosotros estamos actuando peor que a quienes juzgamos.

Una razón básica para no juzgar a los demás es porque somos tan pecadores, tan malos y tan dignos de condenación como ellos. Es como si juzgar a otros fuera dos veces malo. En primer lugar, porque juzgar a otros es tomar atribuciones divinas. En segundo, porque hacemos exactamente lo mismo nosotros. Y esto es literalmente así. 

Hay una ley de la psicología que menciona el Dr. Arthur R. Bietz en una serie de artículos titulada "Abordemos la vida de forma integral." Esa ley dice que solo notamos en los demás las faltas que nosotros mismos tenemos. Los que nos parecen intachables cometen otras faltas, tienen otros vicios y son culpables de otros pecados diferentes de los nuestros. Los que nos parecen odiosos por sus defectos lo son, sencillamente, porque tienen los mismos defectos que nosotros. Si no fuera así, no habríamos notado sus faltas.

El cristiano humilde sabe perfectamente cuan limitados son su juicio, su conocimiento, su capacidad y su visión. Solo puede ver un aspecto mínimo de las razones, motivos, y actos de su hermano. No puede tener todo el conocimiento que se debe tener para pronunciar un juicio justo, porque eso solo Dios puede tenerlo. Por eso, el cristiano es humilde y nunca juzgará a nadie.

"Pero tú, Dios todopoderoso, eres un juez justo; tú conoces todo lo que sentimos y todo lo que pensamos..." Jeremías 11:20

Amados, Jesús no prohíbe la exhortación con amor, la corrección humilde que puede ayudar al pecador a evitar el error, más bien Dios quiere que seamos luz en este mundo. Lo que Jesús reprocha  es el juicio sin misericordia y sin amor. El Señor reprueba el espíritu de censura, el juicio que sentencia y destruye en vez de animar a cambiar. No somo nosotros quienes tenemos la autoridad para condenar a nadie, asi que dejemos eso a Dios y dediquémonos a extender su Reino en amor.




lunes, 26 de mayo de 2014

DECISIONES

"La gente que no es confiable ni capaz de tomar buenas decisiones no recibirá nada del Señor." Santiago 1:7-8

La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes áreas de acción.

Tomar decisiones es algo que hacemos a diario, algunas son muy sencillas de tomar y otras por los factores que las componen son un tanto mas difíciles, sin embargo cada una de ellas hasta las más pequeñas merecen que les demos la importancia que requieren, no olvides que al tomar todas y cada una de ellas es nuestra vida y nuestro futuro es el que será alterado. Constantemente decidimos, y con eso nos arriesgamos al éxito o al error. Las decisiones en nuestra vida las podemos tomar de diferentes maneras:

 a.- Estilo impulsivo: Por lo general toma las decisiones de modo muy rápido, sin reflexión y sin analizar consecuencias de futuro. Confía en sus instintos.

 b.- Estilo dependiente: Es quien se deja llevar por los demás: amigos, moda, familia, personas de respeto para él, etc., tomando decisiones acorde con las opiniones o deseos de otros, pero no con las propias. No confía en sí mismo.

 c.- Estilo autónomo: Es la persona que no se deja influir por nada ni por nadie en sus decisiones. Confía extremadamente en sus capacidades.

d.- Estilo racional: Es la persona que busca información antes de tomar una decisión, analiza diferentes alternativas, sopesa  pros y contras de éstas y al final toma una decisión asumiendo el riesgo de ésta. Confía en los hechos.

De todos estos estilos, podemos determinar que la combinación del "dependiente" y el "racional" es lo que tiene más probabilidad de hacer que tengamos éxito en nuestras decisiones. Para nosotros como cristianos es necesario consultar a nuestros líderes y otros hermanos, así como razonar mediante la consulta a Dios, a través de su Palabra, la oración y la guía del Espíritu Santo.

Algunos consejos prácticos para tomar decisiones:

1.- Debes estar consciente que cada decisión que tomes tiene una consecuencia.

2.- Puedes pedir consejos, pero debemos escoger bien y  consultar personas que ya hayan superado una circunstancia similar a la tuya, personas que conozcan bien la Palabra de Dios y que sean reconocidos por su reflexión.

3.- Para tomar buenas decisiones es importante tomar una adecuada y completa información. Alguien dijo "un problema bien definido, es un problema medio resuelto."


4.- Ora, ora y ora. Nunca debes dejar de buscar la guía del Espíritu Santo, pídele a otros que oren por tu decisión.

lunes, 19 de mayo de 2014

PACIENCIA

"Ya te he presentado mi queja, y ahora voy a estar muy atento; voy a esperar tu respuesta." Habacuc 2:1
Vivimos en un mundo donde cada día se nos enseña que todo debe ser rápido para agilizar nuestro existir. Todo lo que queremos y deseamos alcanzar es preferible recibirlo para el día de ayer, lo queremos pronto, rápido, ya, ahora, ligero, apresurado de inmediato y al instante. Aprender a esperar es una de las cosas más difíciles para el ser humano.

Lejos de estimular la pasividad, este versículo llama a la decisión activa de descansar confiados en el Señor y en su tiempo perfecto. No es el cese de las actividades, sino la paz de espíritu que nos acompaña durante todo el día. Esperar con paciencia, tranquilidad y confianza. Esta clase de actitud es posible solo para quienes se han sometido a la autoridad de Dios. Si creemos y aceptamos que Él quiere lo mejor para nosotros, y que todo lo hace para nuestro bien, entonces podremos descansar en su derecho de elegir el método y el momento adecuados. Si verdaderamente confiamos en Él, no maniobraremos, no manipularemos, y no nos apresuraremos.

A veces Dios demora la respuesta a una oración hasta que hayas aprendido algo que Él quiera enseñar. A veces espera hasta que se produzcan las condiciones propicias para el resultado que quiere lograr.  Después de habernos sometido al Señor podemos esperar confiadamente en que su voluntad se hará presente. Él sabe exactamente qué hacer y cuándo lograrlo. El Señor tiene el poder de reacomodar cualquier detalle para llevar a cabo su plan. Lo único que tenemos que hacer es creerle, y esperar su intervención.

Esperar en Dios significa verlo a Él, no a nuestro reloj. Dios no usa reloj, pero nos da las cosas cuando es el mejor momento para nosotros, el tiempo más conveniente. Muchas veces arruinamos lo que Dios quiere hacer, o aún nuestras propias vidas, por apresurarnos y tomar decisiones incorrectas movidos por la ansiedad de ese apuro. Él espera que busquemos su presencia más que sus regalos. Disfrutar su compañía es mejor que cualquier dádiva. Si conociéramos lo que Dios conoce, haríamos exactamente lo que Él hace, por eso sólo queda confiar en El. 

La Biblia es nuestro fundamento en los tiempos de espera. Una de las cosas más sabias que usted puede hacer es leer las Sagradas Escrituras todos los días, y pedirle al Señor que le dé pasajes que traigan tranquilidad a su vida. 

Amados, quizás transcurran años hasta que sepas por qué Dios no respondió del modo que esperabas, o cuando se lo pediste, ¡pero el día llegará, y sabrás que Dios actuó acertadamente! 

¡Espera en el Señor!

viernes, 16 de mayo de 2014

YO SE QUIEN SOY


"Sin duda, el que cree que sabe mucho, en realidad no sabe nada." 1 Corintios 8:2



La verdad es que todos tenemos alguna idea de qué significa ser humilde, sin embargo, también he escuchado a personas expresar ideas erróneas sobre el tema. El apóstol Pablo sabia que una de las razones por las cuales los cristianos de Corinto pecaban al ofender a sus hermanos con ciertas conductas era por creerse mas sabios de lo que realmente eran.Ser humilde no es dejar que nos humillen, ni tampoco es hacer algo y dejar que otro se lleve el reconocimiento. Ser humilde significa pensar de mí mismo con moderación. Ser humilde significa ser realista con la percepción que tienes sobre tí mismo. Implica reconocer tus fortalezas, pero tus debilidades también; conocer tus talentos, pero también tus limitaciones. Todo lo que esté por encima de esta percepción objetiva de tí mismo es orgullo.



Por lo tanto, ser humilde es ser honesto sobre quién eres. Vivimos en un mundo donde la competencia por la aceptación social crece cada día más y eso lleva a muchos a vivir de apariencias y a mostrar actitudes para con otras personas que muchas veces son inapropiadas. Muchos prefieren crecer en posición social a raíz de maltratar la imagen de otros, hacerlos ver mal para ellos lucir mejor.
Lo correcto es disfrutar de quienes somos con sinceridad, si eres gracioso o inteligente, o tienes alguna otra cualidad  puedes demostrarla sin ser orgulloso. Debes recordar que la manera de decir las cosas y la intensión con el cual se dice influye en el asunto de la humildad. 



"Si realmente eres sabio, no presumas de lo que sabes; sólo los tontos se jactan de su estupidez." Proverbios 12:23



¿Te has puesto a reflexionar que el orgullo también es un problema en la persona que tiene un concepto menor de sí de lo que debe tener? Las personas que piensan que no son dignas de reconocimiento o que dejan que las humillen también buscan atención, pero de una forma distinta: a través de la lástima.  Cuando algo sucede y no se les reconoce, por lo general le dan la queja a alguien. Constantemente actúan deprimidos y/o decepcionados, muchas veces con el propósito de que alguien les pregunte sobre ello. No están siendo realistas ni objetivos sobre sus cuerpos o habilidades o conocimiento, etc y buscan porristas (cheerleaders) emocionales que los conviertan en el centro de atención. Es un orgullo oculto y buscan el reconocimiento por vía de la empatía y la lastima.

Debemos ser honestos y amarnos con equidad, y así cuidar de otors a nuestro alrededor

jueves, 15 de mayo de 2014

CIERRA LA BOCA

"El sabio sabe callar; el tonto habla y causa problemas". Proverbios 10:14

Si hay alguien que nos puede enseñar algo sobre la importancia de guardar silencio es Jesús. ¿Has pensado en el hecho de que el Señor durante treinta años llevó una vida normal y nunca dijo nada sobre su persona o misión divina en la tierra? 


Sólo María y José conocían el misterio del Hijo de Dios. Es por eso que cuando vuelve de nuevo al pueblo donde había vivido, sus vecinos se extrañan de su sabiduría y de sus milagros, pues sólo habían visto en Él una persona normal.

Proverbios nos aconseja que debamos medir nuestras palabras y aprender a medir y saber decir lo que necesitamos hablar. Abrir mucho la boca, hablando de más, generalmente conduce a la calamidad y problemas posteriores. El sabio nos resalta que hay que aprender a callar. Aprender a callar es una muestra de prudencia y discernimiento.

"Hablar mucho es de tontos; saber callar es de sabios". Proverbios 10:19 
"El que es imprudente critica a su amigo; el que piensa lo que dice sabe cuándo guardar silencio". Proverbios 11:12

El Señor Jesús también actuó con prudencia y discernimiento sin pronunciar palabra en momentos claves de su ministerio acá en la tierra. Por ejemplo, cuando sus enemigos generaron un ambiente de hostilidad hacia él, comprendió que de nada serviría hablar, así que “se quedó callado” (Mateo 26:63). Más tarde, cuando fue acusado ante Pilato, Jesús “no contestó nada”. Antes bien, fue prudente y prefirió que los actos que había realizado en público hablaran por sí mismos (Mateo 27:11-14).

Nosotros también deberíamos aprender a guardar silencio cuando otras personas nos provocan. Si nos apresuramos a responder a la provocación, probablemente digamos algo que no deberíamos. Y luego, puede que comprendamos que nuestras palabras han sido insensatas y solo queda asumir las consecuencias.

Una lengua incontrolada y suelta, puede traer grandes enemistades y desgracias. La Biblia resalta que aunque la lengua es bien pequeñita, conduce nuestra  vida como el timón de grandes naves contra vientos y tempestades (Santiago 3:4).

Cuando callamos, comprendemos que la situación merece meditación, que necesitamos tiempo para pensar, para pedir consejo y así poder dar una respuesta adecuada, guiada por el amor y no por las circunstancias del momento. Tanto para hablar como para callar, se requiere prudencia. Por eso, es importante no dejarnos llevar por el impulso y detenernos a analizar el momento, la situación y la disposición, de las personas que intervienen en el proceso de comunicación, para asegurarnos de que es el momento adecuado para intervenir y de que seremos comprendidos.

"Hasta el tonto pasa por sabio si se calla y mantiene la calma". Proverbios 17:28

Amados hermanos en Cristo, esforcémonos por dominar la lengua con el Señorío de Cristo en nuestras vidas, aprendamos a callar y a meditar en cada palabra que salga de nuestra boca.

miércoles, 14 de mayo de 2014

LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO

"...Pero todos fuimos bautizados por el mismo Espíritu Santo, para formar una sola iglesia y un solo cuerpo. A cada uno de nosotros Dios nos dio el mismo Espíritu Santo". 1 Corintios 12: 13

El bautismo del Espíritu ciertamente ocurrió por primera vez en el día de Pentecostés, pero es una experiencia de la cual participan todos los creyentes, como bien afirma Pablo en el pasaje que acabamos de leer. El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia que no se pierde; es única, ocurre una sola vez en el momento en que el individuo comienza a creer en la persona de Jesús como Señor y Salvador. Es ese bautismo lo que coloca a esa persona, que había sido no creyente hasta ese momento, dentro de la familia de Dios. Eso ocurre una sola vez, el día que usted creyó en Cristo genuinamente y de corazón, como Señor y Salvador, arrepintiéndose de sus pecados.

Es importante reconocer la diferencia entre el ser "bautizado por el Espíritu" y el ser "lleno del Espíritu".  Hay un solo bautismo.  que nos une al cuerpo de Cristo y nos abre la puerta a todas las bendiciones que conlleva ser parte de la iglesia de Dios . El ser lleno del Espíritu es una de esas bendiciones que debemos buscar de continuo en nuestra vida.

No todos los creyentes experimentan la llenura del Espíritu Santo. El apóstol Pablo nos manda de forma imperativa a no embriagarnos con vino, "sino sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18 ). De manera que el apóstol nos está dando no una opción sino un mandato, inspirado por el Espíritu de Dios; el mandato es ser lleno del Espíritu. Lamentablemente aunque esto es un mandato, no todos los cristianos experimentan la llenura porque esta llenura depende de cuánto nosotros estemos en condiciones de cederle el control de nuestras vidas a Dios. En la medida en que nosotros nos rendimos a Dios, en esa misma medida el Espíritu de Dios hace su trabajo en nosotros.

Por otro lado, necesitamos también tener pendiente que esa llenura del Espíritu Santo, que puede ocurrir de forma recurrente, se da a lo largo de la vida del creyente y es una experiencia que todo creyente debiera experimentar. Es esta llenura lo que le va a permitir vivir una mejor vida de obediencia y le va a permitir también hacer el mejor uso de los dones del Espíritu.

 El papel del Espíritu Santo es primordial en la obra de la iglesia y el ser llenos del poder del Espíritu de Dios es de vital importancia para todo creyente.


El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios es lo que mantiene Su llenura. Aunque nuestra meta debe ser el ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena del Espíritu Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite la libertad del Espíritu para trabajar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza pecaminosa, es imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el tiempo. Por esto, debemos tratar inmediatamente con el pecado que surja en nuestras vidas, y renovar nuestro compromiso de ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.


martes, 13 de mayo de 2014

ACEPTA LA CORRECCIÓN

"Si quieres ser sabio, acepta las correcciones que buscan mejorar tu vida." Proverbios 15:31 



Realmente no es fácil recibir correcciones. A mucha gente no le gusta y no quieren saber nada sobre ellas. Pero tenemos que aprender a recibirlas y a meditar adecuadamente en ellas. Si prestamos atención, la corrección nos anima a vivir vidas más consagradas y, al mismo tiempo, marca nuestras debilidades. En la Palabra de Dios encontramos los principios necesarios para guiar nuestras vidas, y Dios mismo nos ha dado al Espíritu Santo para que nos dirija, pero también el Padre Celestial utiliza a otras personas para corregirnos como parte de trabajo en nuestra vida.

Si fueras cien por ciento obedientes al Espíritu Santo, no sería necesario que Dios usara a otros para corregir nuestros errores. Pero cuando ignoramos ese susurro apacible dentro de uno, que no es otro sino el Espíritu Santo a través de las Escrituras, Dios interviene usando a un hermano o hermana para darnos una disciplina con amor, una crítica constructiva, que nos dará ánimo para vivir una vida más consagrada. Debemos aprender a recibir y a dar palabras de corrección en amor.

En esta sociedad la costumbre es "evitar" el conflicto  y se prefiere utilizar indirectas, las cuales más bien irritan a la otra persona, y esperamos que ésta comprenda nuestra intención y cambie. Sin embargo, el pasaje de hoy enseña que no es tan traumático dar y recibir críticas, si las hacemos con el amor y el poder del Espíritu Santo. La corrección pasa casi desapercibida, pues la relación entre el que la recibe y el que la da está guiada por el Espíritu Santo. Debemos hablar la verdad con amor en tal forma que evite toda confrontación o resentimiento, con palabras que toquen corazones deseosos de aprender. La corrección es útil cuando es motivada por el amor en lugar de la condenación, el apóstol Pablo nos da ejemplo de ello.

"No les escribo esto para avergonzarlos. Al contrario, lo que quiero es darles una enseñanza, pues los amo como si fueran mis hijos."
1 Corintios 4:14

A menudo sucede que nos confundimos en el concepto de la corrección,  y esta se extiende mas allá de lo que nos pide el Señor, y en vez de corregir, solo causamos heridas y dolor, por tanto debemos ser muy prudentes al hacerla, es decir esta debe hacerse siempre con compasión y como respuesta al cariño que tenemos a quien le hablamos. Es necesario corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr el crecimiento del ser interpelado, si así lo hacemos, cumpliremos muy bien el precepto: "si tu hermano pecare contra ti, repréndalo estando a solas con él" Mateo 18:15

Debemos mejorar en Dios nuestras habilidades para corregir y aceptar corrección. Mientras mejor cumplamos con estas dinámicas nuestras vidas serán bendecidas por Dios y seremos de bendición a otros.

"El que oye consejo y acepta que lo corrijan acabará siendo sabio." Proverbios 19:20



viernes, 9 de mayo de 2014

FIRMES DE CARÁCTER 

"pues quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen".  Santiago 1:8


En la versión RV60 se utiliza la expresión, "persona de doble animo".  Ser inconstante, titubar, o tener doble ánimo,  es cuando la persona  no persevera en su posición o decisión, es cuando hoy dice si y mañana no, es cuando hoy cree en Dios porque  está bien y mañana no tanto porque las cosas están mal a su alrededor, es cuando hoy es una  persona de fe y mañana no lo es, es cuando hoy tiene la convicción de algo y  mañana ya no está convencido de nada.

Existe una gran necesidad en estos días tan difíciles que tiene el mundo de estar  firmes en la palabra de Dios, es necesario pedirle a Dios firmeza  y pedirle que nos dé un corazón estable e inamovible pues el mundo entero padece  de confusión y ya nada parece ser lo que realmente es, estamos en  días en que a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno.

Santiago no le  estaba escribiendo a un montón de desconocidos, Santiago le estaba escribiendo  a Cristianos, a sus hermanos en la fe, más él mismo les advierte que el que sea  de esta manera, que no espere  nada de Dios, pues termina diciendo que la persona de doble animo es  inconstante en TODOS sus caminos.

El hombre de doble animo no confía en Dios, sino en lo que el mismo puede hacer en sus propias fuerzas, en lo que cree que otros pueden hacer por ellos, y por tal motivo, al menor fracaso cambia su ánimo. Algo que delata fácilmente a la persona de doble ánimo es “la duda”.

“Pero  pida con fe,  no dudando nada;  porque el que duda es semejante a la onda del  mar, que es arrastrada por el viento y  echada de una parte a otra.”   Santiago 1:6

El Apóstol compara a la persona llena de dudas con una  onda del mar, si usted alguna vez se han detenido a observar el movimiento del mar veras que las olas no se crean por sí  mismas, las olas no tienen voluntad propia sino que cualquier ráfaga de viento de donde venga las mueve de un lugar a otro, la ola es inconstante, es flexible, esta aquí y luego allá, así nos dice la biblia que es la persona que duda.

Amados, en momentos donde la sabiduría humana fracasa y todos nos preguntamos que se puede hacer para salir victoriosos en los momentos de prueba, es necesario acudir a la sabiduría de Dios. 

"Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídesela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche".       Santiago 1:5

Si dependemos de nuestra propia sabiduría, caeremos en desánimo, frustración y perderemos el gozo del Señor.  Ahora es tiempo de mantenernos enfocados en hablar del amor de Dios a todos los que estan sin aliento en este mundo confundido. 

No te dejes desaninar, persevera en la verdad, y veras la Gloria de Dios.

"No llores, pues el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido..."  Apocalipsis 5:5

miércoles, 7 de mayo de 2014

¿A QUIÉN ESCUCHAS TU?

"No hay rey que cometa errores, si deja que Dios lo aconseje." Proverbios 16:10

Seguramente podemos pensar en muchas ocasiones en las que no hemos estado a la altura de lo que nos exige la Palabra de Dios. Santiago 3:2 dice: "TODOS tropezamos muchas veces...”

La reacción de algunos es justificarse, restar importancia a la gravedad de sus actos o echar la culpa a otros. El mejor proceder, sin embargo, es escuchar los consejos de Dios y ponerlos por obra. El detalle esta en saber escoger a quienes serán nuestros consejeros acá en la tierra, ya que no todo consejo que sale de la boca del hombre proviene de Dios.

"Quien con sabios anda a pensar aprende; quien con tontos se junta acaba en la ruina." Proverbios 13:20

Un ejemplo Bíblico es el caso de Roboam, quien luego de escuchar los consejos de los mismos sabios que ayudaron a su padre a reinar, no acepto sus consejos y prefirió escuchar a sus amigos, el resultado fue la calamidad de su reinado.

"Pero Roboam no les hizo caso. En vez de eso les pidió consejo a los muchachos que habían crecido con él y que estaban a su servicio." 1 Reyes 12:8

Hay muchas cosas en as cuales al momento de decidir tenemos plena libertad porque son de libre elección por su poco grado de importancia, pero en muchas áreas de la vida necesitamos a quienes nos ayuden a entender el mejor proceder de parte de Dios. Al momento de escoger a nuestros consejeros deben ser personas que cuando nos den opiniones, estas vengan fundamentadas en la Biblia, deben ser personas con las que nos identificamos en su visión de mundo, que por su experiencia en la vida y ministerio nos den evidencia de que aplican lo que profesan, deben ser personas que no busquen su propio bien al dar consejos, sino que sean objetivos. Es importante que sean personas de carácter sólido, con integridad, y que sus valores y creencias nos inspiren a escucharles. No deberías tener sólo un consejero, pero esto no significa que se debe buscar escuchar a quien conviene porque dice lo que se busca y no lo que viene de Dios.

"Ningún proyecto prospera si no hay buena dirección; los proyectos que alcanzan el éxito son los que están bien dirigidos." Proverbios 15:22

Lo peor que podemos hacer es escuchar consejos y no obedecerlos, esto no sólo puede traer el caer en el error, sino que afecta la relación con el consejero, la buena relación con la consejería cristiana competente requiere que nos movamos más allá del simple enfrentamiento con el pecado o la modificación de la conducta. La consejería cristiana competente debe proveer orientación y medios por los cuales entremos en un programa de desarrollo espiritual deliberado y consciente, donde prevalezca el amor de Cristo. El efecto será la clase de formación espiritual en el aconsejado que con el tiempo desarrolle el tipo de carácter, mente, y hábitos piadosos que armonicen con la vida de Cristo. Si el aconsejado no aplica los consejos, el consejero entenderá que no tiene el respeto de quien le consulta, cosa que es normal, pero al identificarlo ambos deben buscar nuevas relaciones y dejar de perder el tiempo.


Amados, busquemos los consejos que nos harán crecer en conducta y prosperar en el camino de Dios

jueves, 24 de abril de 2014


¿EN QUE HEMOS CONVERTIDO AL BAUTISMO?

Como ya saben durante toda mi vida he crecido en medio de las iglesias cristianas, específicamente dentro de mi amada denominación Bautista, de la cual aún soy pastor. Me bautice a los 13 años, aun y cuando tengo recuerdos vivos de haber recibido al Señor Jesús como Salvador a mis tempranos 4 años de edad, gracias a la presentación del evangelio por parte de mi padre, quién me ilustro Apocalipsis 3:20 con la puerta de la entrada de la casita donde vivíamos en aquel entonces. Recuerdo que cuando fui confrontado con la idea del bautismo habían muchas cosas a considerar, primero, yo debía recibir una cantidad estipulada de clases de doctrina; luego yo sería presentado a la asamblea para ser interrogado y esperar ser “Aprobado” por la asamblea para el bautismo; por último, esperar el día y la hora para realizar el acto.

Esta práctica fue mi práctica durante muchos años, ya que casi siempre uno continuo haciendo lo aprendido sin cuestionarlo, es parte de la tradición, de la cultura y de la filosofía organizativa de nuestra denominación. ¿Pero es parte de la correcta interpretación bíblica?  ¿Hasta qué punto la tradición y la filosofía se deben sobreponer a la verdad de la Palabra? ¿Hay algún error en nuestra práctica?

Si hay algo que me hace sentir orgulloso de ser Bautista, es nuestro amor por el estudio de la Biblia, es decir, la teología que nace del estudio serio de la Biblia y da como consecuencia la pureza doctrinal. Pero eso no quiere decir que somos perfectos.  Con el bautismo, así como con algunos otros temas, no estamos libres de seguir nuestras tradiciones y preferencias que no resultan en otra cosa más en que al igual que los fariseos “…Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir…” Mateo 23:4. Estoy seguro que inclusive las intenciones no han sido esas, varios factores hacen que esto ocurra. No podemos olvidar la carga espiritual exagerada que el trasfondo católico han puesto sobre el bautismo al considerarlo un “sacramento”, es decir, que su cumplimiento contribuye con la salvación, cosa que no es bíblica; pero durante años ha hecho que muchos, sobre todo hispanos se acerquen a la idea de bautizarse como algo súper espiritual y se invaden de temor al no sentirse dignos de merecerlo.  

Si a esto le agregamos que en la mayoría de nuestras iglesias bautistas tenemos una lista de exigencias y requisitos “exagerados”, y “extra bíblicos” para poder ser bautizados, de alguna forma continuamos trayendo confusión sobre este tema. Permítanme aclarar algo, me consta por experiencia propia que los requisitos que las iglesias bautista tienen para con el cristiano que desea bautizarse responden a dos intereses dignos y que no tienen mala intención:   Asegurarse de que le creyente entienda el evangelio y cumplir con la ley y tradición que exige los estatutos, constituciones y/o reglamentos de la organización.

Mi reflexión está dirigida a que ésta práctica atenta contra la naturaleza del bautismo. Creo que exageramos al determinar que el cristiano para bautizarse debe conocer “toda” la teología y la Biblia, y para eso debe pasar meses siendo educado, y aún me horrorizo con el hecho de que hemos convertido al bautismo en el rito o requisito para la inclusión de la iglesia como organización. ¿Dónde dice la Biblia que el bautismo debe ser regulado por las constituciones o estatutos de las iglesias?  

El bautismo cristiano de acuerdo con la Biblia, es un testimonio externo de lo que ha ocurrido internamente en la vida de un creyente. Lo llamamos ordenanza, junto a la Santa Cena,  porque ambos son los símbolos que ilustran la identificación de un creyente con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección. En el bautismo cristiano, la acción de ser sumergido en el agua, representa ser sepultado con Cristo. La acción de salir del agua representa la resurrección de Cristo. La Biblia declara, “¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en Su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en Su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva” (Romanos 6:3-4)

Según la Biblia en el bautismo cristiano deberían haber sólo dos requisitos antes de que una persona sea bautizada: (1) la persona que está siendo bautizada debe haber confiado en Jesucristo como Salvador, y (2) la persona debe entender lo que significa el bautismo. Si una persona conoce al Señor Jesús como Salvador, entiende que el bautismo cristiano es un paso de obediencia al proclamar públicamente su fe en Cristo, y su deseo de ser bautizado,  entonces no hay razón para impedir de ser bautizado al creyente. Como dijo el pastor Adrián Rogers “No podemos espiritualizar lo administrativo, ni administrar lo espiritual”.

De acuerdo con la Biblia, el bautismo cristiano es simplemente un paso de obediencia, una proclamación pública de la fe que uno profesa en Cristo solamente para salvación. Pero nuestra práctica evangélica ha sustituido esta evidencia pública por la práctica y exigencia de pasar a delante, o levantar la mano en medio de un culto para confesar que se ha recibido a Cristo.  PERO LA BIBLIA ENSEÑA QUE LA PRIMERA EVIDENCIA DE HABER RECIBIDO A CRISTO COMO SEÑOR ES EL BAUTISMO. El bautismo cristiano es importante porque es un paso de obediencia, repito,  la declaración pública de la fe en Cristo y compromiso con El. Veamos la evidencia bíblica:

"Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados" (Hechos 2:41)

"Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó" (Hechos 8:36-38) 

"Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi cada, y posad. Y nos obligó a quedarnos." (Hechos 16:14-15)

"Y Crispo, principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados" (Hechos 18:8)

¿Puede usted ver el orden de eventos en la Gran Comisión? Debemos hacer discípulos ¿Cómo? Primero, bautizándoles y luego, enseñándoles. Aunque por razones buenas, hemos invertido el orden y eso ha causado que dentro de nuestras iglesias exista confusión, le negamos el derecho de bautizarse a otros porque “su condición no es apta para el bautismo” por alguna situación a juicio de los estatutos o constituciones.

"Pero Él se acercó y les dijo: Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. Ustedes vayan y hagan más discípulos mios en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado..."

En conclusión:

1.- El bautismo es para obedecer un mandato del Señor. No otorga salvación, pero da al creyente la aprobación del Señor por testificar sobre su identificación con su Vida, Muerte y Resurrección.

2.- Es el primer y único gran paso para dar testimonio de la identificación del creyente con Cristo, según lo examinado anteriormente.

viernes, 18 de abril de 2014


QUIERO VIVIR EN LA  VOLUNTAD DE DIOS



 "El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." 1 Juan 2:17

La palabra “voluntad” tiene tres significados básicos, que se aplican tanto a Dios como a los seres humanos.

1.-Voluntad: la capacidad y el poder de elegir. Dios nos creó con la capacidad de tomar decisiones, lo que constituye una parte importante de haber sido formados “a imagen de Dios.”

2.- Voluntad: el deseo de realizar algo o de alcanzar un objetivo.

3.- Voluntad: propósito firme, determinación o plan.

En la Biblia encontramos algunas referencias claras a cual es la Voluntad de Dios: La Voluntad de Dios es que el mundo sea Salvo, que no contristemos al Espíritu Santo en nosotros, Dios quiere nuestra Santificación, Que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, y que guardemos sus estatutos en nuestro corazón.

La vida cristiana esta llena de luchas y de situaciones difíciles tratando de adaptarnos al proceso de vivir bajo la Voluntad de Dios.  De alguna manera durante años se ha buscado aliviar la carga de nuestra responsabilidad en ese proceso, queremos que sea Dios quien obre en nosotros de forma sobrenatural y tome nuestras decisiones.  Pero la verdad es que Dios espera que participemos activamente en los cambios y decisiones que nos llevaran a vivir según su Voluntad. Somos responsables de nuestros actos, sin embargo, en lo profundo de nuestro corazón al momento de actuar para tomar una decisión trascendental que cambiará el rumbo de nuestra vida deseamos en ocasiones, que sea otra persona la responsable de dicha acción por temor a equivocarnos y cargar con la responsabilidad o consecuencia.

No debemos esperar una respuesta sobrenatural del Señor cuando le pedimos que nos revele su voluntad. Es más lógico, y más bíblico, ejercitar las facultades intelectuales que él nos ha dado para discernir lo mejor a la luz de su Palabra. La enseñanza de la Escritura es suficientemente clara y nos indica si debemos o no tomar la decisión que nos planteamos. A veces puede suceder que no hallemos un texto suficientemente claro para decidir la resolución que debemos tomar. Sin embargo, la enseñanza global de la Escritura y el espíritu de la misma siempre contienen luz que nos ayuda a tomar nuestras decisiones. El Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento para discernir como los principios bíblicos deben ser aplicados.

La Palabra de Dios nos invita a que confiemos en Él a través de consultarlo al momento de tomar nuestras decisiones. Sin embargo, es sorprendente el ver cuan rápido nos olvidamos de Dios, y terminamos excluyéndolo de este proceso. Nuestra naturaleza rebelde siempre nos impulsa a ser independientes, es natural poner primero a Dios en los asuntos "espirituales", pero somos propensos a creer que es inadecuado e innecesario hacerlo con los asuntos cotidianos de nuestra vida. 


"Toma en cuenta a Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo." Proverbios 3:6

El proverbio nos llama a tomar en cuenta a Dios en "todas" las decisiones. Debemos consultar a Dios todo y debemos aprender a esperar y aceptar su voluntad. Con los años he aprendido, y sigo aprendiendo, que cuando no tengo paz frente a una situación no me muevo y estoy aprendiendo a hacer silencio ante la presencia de Dios para poder escuchar su voz y así tomar decisiones correctas.  No tener paz frente a un situación es algo bastante subjetivo, pero importante para reflexionar, me refiero al hecho de que la "paz" a la que refiere esa frase puede ser algo bien humano como las dudas, el temor, o la incertidumbre producto de la falta de información. Pero también esa falta de "paz" puede ser el llamado de reflexión y alerta de parte del Espíritu Santo. Cuando acudimos a Dios en oración y meditamos bien cada cosa, podremos identificar de donde viene la falta de paz.

Nuestras emociones y el razonamiento no nos ayudan a practicar la fe.  Estar seguros de la voluntad de Dios en cada situación amerita un conocimiento adecuado de su Palabra, cuando es así sentimos inmediatamente que Dios nos guía y nos muestra el camino que debemos tomar y cuando eso no ocurre; debemos siempre buscar su dirección y pedir ayuda, porque algo estamos haciendo mal. El problema viene  cuando nuestras emociones se alteran y comenzamos a razonar humanamente y en vez de ver con los ojos de la fe, vemos con nuestra propia mirada y las decisiones responden a los impulsos y no a la voluntad de Dios. Cuando la voluntad de Dios llega clara a nuestro conocimiento, todo intento de sustituirla por criterios humanos aparentemente más acertados es insensatez y rebeldía cuyas consecuencias habremos de deplorar el resto de nuestros días. No niego que Dios en su soberanía hable con alguien y le haga saber su instrucción, pero eso no es lo que debemos esperar en cada ocasión. 

Hay cinco claves para conocer la voluntad de Dios en una situación dada (1) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, no sea algo que la Biblia lo prohíbe. (2) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, va a glorificar a Dios, y va a ayudarlo a usted a crecer espiritualmente. (3) Asegurarse de que lo que decide esta acorde al llamado particular que Dios le ha hecho para servirle, y que sea consono a los dones y talentos que le ha dado. (4) Asegurarse de que el camino que usted escoge no atenta contra la santidad que Dios demanda de su vida. (5) Asegurarse que al realizar el plan escogido usted estara contribuyendo con la extensión del Reino de Dios.

Desde mi entendimiento de Dios y las verdades bíblicas no hay forma de estar fuera de la Voluntad de Dios si seguimos estos parámetros.  Dios quiere que descubramos cuál es su voluntad para nosotros estudiando la Biblia y usando nuestra capacidad de razonar (Romanos 12:1-2; Efesios 5:17). Dios nos ha confiado vida, talentos, oportunidades y opciones para la acción. Nos provee orientación y se alegra cuando tomamos buenas decisiones. 

jueves, 17 de abril de 2014


Relación Pastor e Iglesia  Parte IV

En los anteriores escritos trate de permitir que cualquier ministro que inicia su servicio a Dios pueda aprender de las experiencias de este humilde servidor, esas lecturas pudieran también ayudar a los miembros de las iglesias a abrir su panorama de la realidad del ministerio pastoral. En esta última entrega sobre este tema quiero solo ayudar a aquellas iglesias que están buscando su pastor. ¿Qué deberían hacer con la finalidad de evitar unirse con un yugo desigual, ministerialmente hablando? Utilizaré el ejemplo de la escogencia de David por parte de Dios.

Estudio Bíblico: 1 Samuel 16: 1-13

I.- DIOS ESCOGE SIEMPRE A UN INSTRUMENTO HUMANO PARA LA ELECCIÓN TERRENAL DE LOS PASTORES (V.1“…Dios le dijo a Samuel…”

En el Antiguo Testamento encontramos múltiples ejemplos de cómo Dios utilizó a instrumentos humanos para manifestar su decisión cuando escogió a algún profeta o Rey. (Moisés a Josué, Eli a Saúl, Elías a Eliseo; Sadoc a Salomón; Samuel a Saúl y a David; etc.).   Dios no hablara a cada persona para saber su opinión sobre su voluntad, escoge a quién le guía a conocerla y a compartirla con el pueblo.  En el Nuevo Testamento vemos que Dios confirmo el llamado de sus escogidos con individuos: Uso a Juan el bautista para evidenciar la escogencia de Jesús en su bautismo, uso a Bernabé para confirmar a Pablo ante los otros discípulos;  Uso a la iglesia para apartar a Pablo y Bernabé para las misiones;  uso a los discípulos para escogieran a los 7 primeros diáconos, etc. 

Nuestra práctica evangélica para seleccionar a nuestros pastores varía según la denominación. Pero en lo que respecta al pueblo Bautista por lo general se nombran comités para la búsqueda de ese siervo de Dios. Creemos que al orar y seleccionar a esas personas que representan a la asamblea general, Dios les hablará y guiará en establecer el mejor proceso y llegar a una elección divina. Creemos en la autonomía y singularidad de la iglesia local, en que cada congregación es distinta y que cada pastor también, es trabajo del comité conseguir de parte de Dios al ministro que se adapta mejor a la idiosincrasia, visión, misión, personalidad, administración, y personalidad de la iglesia a fin de establecer una relación Iglesia-Pastor duradera.  Es muy importante que los escogidos para confirmar la escogencia divina entiendan bien y asuman sus responsabilidades con seriedad y objetividad. Tenemos el caso de los 11 discípulos que trataron de escoger al sucesor de Judas y lo hicieron erróneamente sin un proceso de consultar a Dios y examinar candidatos, solo echaron suertes. El resultado es que nombraron a alguien, Matías, de quién nunca más se supo en la Biblia.

II.- CUANDO TENEMOS QUE TOMAR DECISIONES SOBRE UN PASTOR NO DEBEMOS TENER  MIEDO DE LA REACCIÓN DE LAS OTRAS PERSONAS (V.2) “…Dios mío, si Saúl llega a saberlo, me va a matar…”

Samuel recibe de Dios una misión clara y directa, buscar a quién Dios ungiría para remplazar a Saúl.  Samuel conociendo la dureza de su rey entendía que éste estaría furioso al saber sobre su misión, temió a la muerte. El temor a otras personas siempre es normal, Saúl estaba siendo rechazado por Dios y eso afectaría a muchos de sus amigos, familiares, y demás personas interesadas, genuinamente o por conveniencia, en su Reinado. El secreto para la tarea de Samuel era ser obediente a Dios, el Señor le dijo: “…Yo te enseñare lo que has de hacer…”  Cuando realizamos tareas como la de escoger líderes es importante primero establecer nuestro proceder y trazar el rumbo de acción de la mano de Dios, y luego de entender la voz del Padre en cuanto a esto, apegarnos al plan.

Si tanto Samuel como cualquier otra persona o grupo elegida para ungir o escoger a un líder se olvida del cumplir con el proceso adecuado y se centra en la reacción de las demás personas a su alrededor, perderá su objetividad y terminará decidiendo en su humanidad.  El futuro de Israel era más importante que los intereses de Saúl, o de Samuel, o de cualquier otro judío. No se trataba de complacer a nadie, sino de ser sabio en buscar al mejor Rey para el Pueblo de Dios y así cumplir con la misión de la Nación Santa.

III.- DEBEMOS ESTAR SEGUROS DE QUE LA ESCOGENCIA ES DIRIGIDA POR DIOS Y NO POR MOTIVACIONES HUMANAS (V.6) “Cuando llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Estoy seguro de que Dios ha elegido a este joven».”

El pasaje nos muestra el funcionamiento de la naturaleza humana, Samuel se dejó impresionar por los factores externos: A) Su ansiedad, apenas vio al mayor de los hijos de Isaí ya quería salir de su responsabilidad, era menos trabajo. B) Se impresiono por las apariencias, lo curioso es que el v.12 afirma que David también era hermoso,  la ansiedad y temor de Samuel lo llevaban a precipitarse. Así como Samuel se dejó llevar por las impresiones al considerar de inmediato a Eliab, Isaí había descarta la posibilidad de que David fuera el ungido, ni siquiera lo mando a llamar sabiendo que venía Samuel, quizás por ser el más pequeño. Una vez más debemos corregir nuestros prejuicios, porque quizás nos lleven a escoger al equivocado o a menospreciar al adecuado.  Dios le dice a Samuel que Él mira el corazón del hombre y que por eso elige a los líderes, por lo tanto hay un llamado a aquellos quienes Dios ha elegido para confirmar y escoger a los líderes a no seguir corazonadas o gustos personales y subjetivos. Debemos ver el corazón. ¿Pero realmente podemos nosotros ver el corazón de alguna otra persona?

IV.- TODO LO QUE PUEDE VER EL HOMBRE ES ENGAÑOSO, EL INSTRUMENTO ESCOGIDO POR DIOS PARA LA ELECCIÓN DEBE CENTRASE EN EXAMINAR EL CORAZÓN DEL LÍDER AL EXAMINAR LAS EVIDENCIAS EN SU VIDA (V.7) “Pero Dios le dijo: «Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Éste no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón».”

¿Por qué cuando Pablo le pide a su discípulo Timoteo escoger a los líderes no le pide mirar sus corazones? El apóstol Pablo le dijo a Timoteo “Antes de nombrar a alguien para el servicio a Dios, piénsalo bien. Porque, si esa persona hace algo malo, tú serás también responsable de lo que haga. Tú mismo debes apartarte del mal.” 1 Timoteo 5:22  Pablo dice. “…PIÉNSALO BIEN…”  ¿Qué tenía que pensar Timoteo?  ¿Se han preguntado porque Dios nos da en la Biblia la lista de requisitos para escoger a los Diáconos y Pastores? Porque sabe que no vemos los corazones. Las únicas formas de conocer lo que hay en el corazón de otro ser humano son:

Escuchar sus palabras “…de la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 12:34, esto es por medio de entrevistas.

Observar su testimonio y conducta, “El buen árbol no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.  Así que ustedes los conocerán por sus frutos”. Mateo 7:18-20

Evaluar su desempeño,  En la Biblia los términos “pastor”, “obispo”, y “anciano” muestran distintos énfasis de la responsabilidad en la tarea pastoral. El líder de una iglesia debe ser responsable y eficiente como  Administrador de la Iglesia, en la Atención Espiritual de sus ovejas, en la Enseñanza, y en la Predicación de la Palabra. “Ahora bien, además se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.” 1 Corintios 4:2.  “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” Lucas 16:10. “Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar, y que sean capaces de enseñar a otros.” 2 Timoteo 2:2.  En estos pasajes se enfatiza que se debe examinar la fidelidad, confianza, y capacidad del candidato.

Evaluar su liderazgo y aceptación por la congregación: Un error común que se comete es sobre espiritualizar las cosas alrededor del pastor, concluir que si cumple con los requisitos espirituales es suficientemente apto para dirigir cualquier congregación o iglesia, pero no es así. El pastor es alguien que para cumplir con sus funciones debe ser influencia sobre las ovejas, el mismo Señor Jesús dijo: “Mis seguidores me conocen, y yo también los conozco a ellos. Son como las ovejas, que reconocen la voz de su pastor, y él las conoce a ellas. Mis seguidores me obedecen” Juan 10:27.  Como seres humanos somos nosotros quienes elegimos a quien seguir, nos identificamos o no con otros, así escogemos nuestras amistades al identificamos con su personalidad, con su manera de pensar, con sus intereses, valores y principios. ¿Quién dice que no es igual al momento de escoger a nuestro líder espiritual? Por eso Dios llama a tantos hombres distintos, para alcanzar y cuidar a la gran variedad de ovejas, pero cada pastor estará rodeado por aquellos que sientan afinidad y respeto con él. 

V.- EN MEDIO DEL PROCESO DE ELECCIÓN NO SE DEBE DESCARTAR LA POSIBILIDAD DE EXAMINAR A MÁS DE UN CANDIDATO HASTA ENCONTRAR LA VOLUNTAD DE DIOS (Vv.8-10) "Isaí llamó a Abinadab, y se lo presentó a Samuel.... Luego a Samá.... Isaí le presentó a Samuel siete hijos suyos..."

Samuel debió ver a los siete hermanos mayores de David antes de ungirlo como rey.  Debido a nuestra imperfección y limitación humana, no estamos capacitados para hacer una elección perfecta de inmediato, aunque tampoco es imposible que ocurra.   Quiero usar como referencia la experiencia de Samuel, le fueron presentados los hijos de Isaí, uno por uno. Se ha preguntado usted, ¿Por qué no se le pusieron todos juntos enfrente al profeta? Creo que Dios quería evitar la competencia entre ellos y las pasiones humanas que llevan a las comparaciones y contiendas.  Cada uno tuvo su oportunidad ante el mensajero de Dios, uno a uno fueron considerados y en el caso de los siete mayores rechazados.  De la misma manera, nuestras iglesias deben evitar crear un concurso público entre candidatos al pastorado, es nuestra práctica bautista abrir un ciclo con un candidato y cerrarlo definitivamente antes de iniciar otro con alguien más. Si en el ciclo se concluye que ese candidato debe ser el pastor, todo finaliza allí; si la conclusión es que no es el adecuado para esa determinada congregación, se debe orar por un nuevo candidato e iniciar un nuevo ciclo de consideración.

Es importante resaltar que la no escogencia de los hijos mayores de Isaí no significo que éstos fueran unos pecadores, su desaprobación por parte de Dios no definía si eran mejores ni peores que David, simplemente no eran lo que Dios quería para esa función.  A menudo veo el temor en quienes deben  considerar a un pastor para una determinada iglesia, ya que sienten que su decisión determinará si el candidato es llamado o no por Dios, si es santo, irreprensible, salvo, etc. La verdad es que el llamado y escogencia de Dios para con sus siervos los pastores no tiene nada que ver con lo que cualquier comité o concilio de una congregación local determine, éstos sólo evalúan la compatibilidad del candidato con las características específicas de la iglesia que representan. No debería haber u sentido de fracaso en los no escogidos ni un sentido de culpa en el comité o concilio que realiza su trabajo y quienes conocen bien a su congregación. Nunca se elige entre buenos y malos pastores, sólo se busca identificar al más idóneo para lo que significa cada congregación.



Relación Pastor e Iglesia  Parte III

C.      A finales del año 2000 después de haber visitado algunas iglesias de la región conocimos a la “Iglesia Bautista Capernaúm”, ubicada en el municipio San Francisco, una iglesia que aunque tenía muchos años de fundada y había tenido varios pastores de alto calibre, se encontraba pasando por un bajón en todo sentido, pero seguía siendo una hermosa congregación.  Desde el primer día al predicar allí como invitado me agrado el sector, un sector popular de clase media-baja, donde los miembros eran más una familia que una gran organización, pero donde las heridas y desavenencias entre los líderes estaban marchitando a la iglesia, el desánimo y la rutina eran de proporciones épicas. Adicionalmente, en cuanto a su estabilidad económica estaban casi en la banca rota y no tenían nada casi nada que ofrecer a la familia pastoral, esa era una de las razones por las que tenían varios años sin pastor. Pero fue allí donde sentí el deseo de pastorear y Dios estaba conmigo, las principales razones por las que acepte el pastorado de esa iglesia fueron:
 
  1. La situación de la iglesia en cuanto a su membresía, estructura organizacional y lugar eran muy similares a  la misión donde estuvimos trabajando los tres últimos años de estudios en el seminario, mis consejeros espirituales me habían sugerido no aceptar otras ofertas de iglesias más establecidas y continuar con mi desarrollo ministerial un paso a la vez. 
  2. A pesar de que las situación económica de la iglesia era lamentable, siempre he creído en que el Jefe es Dios y el siempre paga, sólo era cuestión de tiempo el descubrir sus medios, adicionalmente la actitud de los miembros de esa iglesia demostraban una entrega y amor que me hizo saber que no me daban por que no había, pero cuando Dios trajera los recursos, ellos  cuidarían de mí, cosa que hicieron durante los años que fui su pastor.
  3.  Como parte del acuerdo ministerial la iglesia me permitía iniciar mis estudios de licenciatura en la Universidad del Estado Zulia donde había sido aceptado para estudiar Contaduría Pública. Siempre he creído que un pastor es el administrador de la iglesia y debe conocer de Biblia, teología, administración y consejería. Para aquella fecha ya había estudiado Teología, ahora era la oportunidad de las Ciencias Económicas y Sociales. 


¿Por qué salí de esa iglesia? 

Para finales del año 2003, cuando ya la iglesia Capernaúm había vivido un hermoso resurgir y su crecimiento integral era evidente, algunas cosas no habían mejorado de la misma manera. Una de las cosas que Satanás utiliza siempre para mermar el trabajo del pastor es la oposición de aquellos que en un genuino amor por la iglesia y movidos por el temor a los cambios utilizan formas y herramientas no genuinas para tratar de detener lo que creen es un pastor demasiado arriesgado y con ideas “demasiado revolucionarias” para aquellos que están en su zona de confort.  Realmente caminamos juntos hasta donde nuestras visiones ministeriales se mantuvieron unidas, mis planes de reestructurar la iglesia, refrescar el liderazgo, ampliar nuestro radio de acción, invertir económicamente en proyectos, etc. Causaron más preocupaciones que ánimo.  Y si algo aprendí de mis maestros es que la iglesia le pertenece a Dios y no a mí, que hay que respetar la naturaleza de una determinada congregación y que si no conseguíamos el punto de acuerdo, por el bien del Reino de Dios es mejor la separación. Tengo tanto que agradecer a esa iglesia, aún la amo y llevo en mis oraciones, ellos se atrevieron a dejarse pastorear por un joven de 23 años, un novato y me ayudaron a crecer.  El último día del mes de mayo del año 2004 se hizo efectiva mi salida.

 NOTA: Quiero resaltar que creo firmemente que como Dios Todopoderoso es el Jefe de todo ministro, es a Dios a quién le presentamos nuestras renuncias, y cuando allí se acepta es que procedemos ir a notificar a la iglesia de la realidad. Lo que quiero decir, es que cuando ya mi corazón, mi familia, mis sueños y motivaciones no están a la par con la iglesia donde sirvo, comienzo a pedirle a Dios que en su misericordia abra otra oportunidad para servirle, y como Él conoce mi corazón y me ama, y la mies es mucha siempre abra donde ir. Algunas veces no abre las puertas de inmediato y entiendo que desea que aprenda de la experiencia que vivo; también he visto que otras veces es el mismo enemigo quien pretende distraerme de la voluntad de Dios y presenta opciones que son tentativas, pero no son cónsonas con el mover de Dios hasta la fecha en mi vida; por eso siempre es bueno mantener una vida de oración, para siempre escoger guiado por el Padre.

D.      El 01 de julio del 2004 comencé a trabajar como pastor administrativo liderando la planificación de los ministerios de la Iglesia Bautista La Fe de Maracaibo, la iglesia donde mi padre es el pastor y donde yo nací espiritualmente. Para este momento esta iglesia había iniciado el   proceso de adaptar su estructura organizacional a una nueva filosofía eclesiástica, mi deber era ayudar en ese proceso. Definitivamente era el más grande reto que había enfrentado ministerialmente por dos razones: La primera porque era servir en medio de aquellos quienes me vieron crecer, y esto no es nada sencillo ya que el mismo Jesús había dicho “...no hay profeta sin honra sino en su propia tierra…”. La segunda razón era porque ya estaba por culminar mis estudios de Contaduría y ahora era tiempo de los semestres finales, los trabajos de grado y la iglesia demandaba de mí un horario mucho más comprometedor. Pero las razones para aceptar esa invitación eran solidas:

1.       Era la oportunidad de crecer bajo la supervisión de un pastor de mucha experiencia y que adicionalmente era mi padre, él siempre quiso que le dedicara unos años para formarme.
2.       Teniendo como familia los planes de buscar nuestra segunda hija, las condiciones laborales ofrecidas por esta iglesia permitían soñar con alcanzar nuestro sueño familiar y procurar un poco de estabilidad económica, cosa que no había sido precisamente la marca de nuestros ministerios anteriores.
3.       Era la oportunidad de retribuir con trabajo, entrega, servicio y amor a la iglesia que me vio nacer y me apoyo siempre durante mis estudios en el seminario.
4.       En esa iglesia eran miembros nuestros familiares, padres, hermanos, tíos, primos, etc. Después de más de siete años de no convivir con ellos era una hermosa oportunidad.

Los años de servicio a Dios en esa iglesia fueron una total bendición en todos los sentidos, ellos fueron los que impulsaron mi crecimiento con cariño, mentores y mucho amor, todos mis temores fueron dispersos por el amor mostrado y el respeto recibido. Durante cada día allí derrame mi alma sirviendo al Padre Celestial y beneficiando a esta iglesia que es parte de mi alma. Luego de graduarme de la Universidad, mi situación familiar mejoró aún más, ya adicionalmente a mi trabajo con la iglesia llevaba a cabo trabajos independientes como contador, sin duda alguna fueron años de prosperidad en todo sentido.   

¿Por qué salí de esa iglesia? 

                Decidir salir de esta iglesia fue algo muy duro, no teníamos ninguna queja de ningún sentido, estábamos literalmente en la zona de confort y todo parecía que mejoraría cada día más.  Pero había una realidad, la Iglesia Bautista La Fe tenía ya un pastor, y si yo quería seguir desarrollándome y crecer más allá de las posibilidades permitidas por mi cargo y responsabilidad debía volver a buscar el pastorado de una iglesia. Tanto mi padre como yo siempre hablamos de que debíamos disfrutar el tiempo juntos, porque nada es eterno y yo tenía muchos sueños de hacer grandes cosas para Dios. Eso sí, para salir de esa iglesia debía venir el mismo Ángel Miguel y señalarme un sitio mejor para servir a Dios sin afectar a mi familia y mi desarrollo ministerial; y saben que así paso. No vi ni a Miguel ni a Gabriel, pero la mano de Dios abrió una oportunidad de servicio para ser el pastor de la Iglesia Bautista Emanuel en Caracas, la misma primera iglesia de la que me enamore cuando inicié mis estudios en el seminario, aquella iglesia que era demasiado parecida a mi iglesia natal y que adicionalmente tenía algo que amo: Una visión organizacional gerencial y una planificación ministerial que retaba mis deseos de aprender y ver que podía hacer Dios con nuestra unión.  Así que acepte ir con ellos.

E.      El primero de Julio del año 2008 llegue al lugar de mis amores, a la iglesia de mis sueños, a lo que sentí que era el propósito de toda la preparación que me había esforzado por tener, fui instalado como pastor de la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana, en Caracas. Conocida como la IBE.  Paradójicamente el cambio de ministerio implicaba una disminución inicial de nuestro nivel de vida familiar, ya que las exigencias de esta nueva rutina eclesiástica ameritaban que yo dejara a un lado el ejercicio libre de la contaduría para aplicar toda mi atención a la nueva iglesia.  Pero los frutos fueron bellos, crecimos de 600 personas hasta 1.400, Dios nos dio una nueva estructura ministerial y organizativa, construimos un nuevo templo, nos involucramos en el trabajo social impactando a grandes sectores de la comunidad, predicamos el evangelios a muchas personas dentro y fuera del templo, desarrollamos la visión que Dios había dado a los magníficos pastores que me precedieron respetando  la naturaleza de la iglesia pero impregnándola con mi esencia. Durante esos años serví como Directivo del Consejo Evangélico de Venezuela, serví como Presidente de la Convención Bautista de Venezuela, fui profesor voluntario del Seminario teológico de donde gradué,  participe de programas de radio, televisión, videos musicales cristianos, realice cursos de locución, redacción y escritura, recibí un diplomado en Ciencias Bíblicas, inicie una maestría en resolución de conflictos, y muchas cosas más.  No menciono esa lista para hacer alarde de lo que se hizo, lo hago porque en medio de mi ministerio estaba haciendo todo lo que creí que Dios esperaba de mi para agradarle, pero como podrán darse cuenta, en mi lista de tareas no estaba mi familia.  Descuide mi casa, mi amor por la iglesia superó el amor por mi núcleo familiar, mi esposa e hijas debían subirse al tren de mis éxitos si querían compartir tiempo conmigo. Eso sólo conllevo al desequilibrio y a la frustración.

El tiempo es esa iglesia es y será siempre el mayor agrado ministerial que en mi corazón he tenido, no sólo por los frutos del trabajo, sino porque allí aprendí a trabajar en equipo, a ser un mejor expositor de la Palabra de Dios, a conocer la misericordia del Padre; fui tratado por Dios en tantas áreas que aun siento que me paso por fuego para purificarme al punto que el dolor todavía mi alma lo recuerda. Allí aprendí que aunque la iglesia es espiritual no todo el que asiste a ella lo es, las iglesias con abundantes recursos económicos y de gran tradición representan un interés muy profundo para muchos y la defienden de cualquiera que desea cambiarla hasta con su propia vida. Nunca antes experimente lo que es ser odiado como líder por mis opositores, quienes usaron toda clase de arma carnal para destruirme, pero gracias a la Gracia de Dios al amor de la gran mayoría de la congregación los días de lamentos fueron pocos en comparación con los de Gozo.  Allí están algunas personas quienes son y siempre serán parte de mi ministerio y pertenecen a mi corta lista de amigos de verdad.

¿Por qué salí de esa iglesia? 


La respuesta es sencilla, debía reestablecer mi orden de valores.  Salir de la IBE creó que fue la última gran decisión que impactará mi vida, digo esto porque no importa que cosa tenga yo que decidir mañana, si fui capaz de reconocer que debía entregar ese lugar de servicio que tanto amo, no hay ninguna otra orden de Dios que me duela obedecer. Literalmente debí escoger entre mi familia o la iglesia, y recuerda amado hermano, para un ministro, si no hay familia no hay ministerio.  Pablo dice que el que no gobierna bien su casa no es digno del ministerio,   pues por allí me agarro Satanás, jamás pensé que dándole todo de mi tiempo al Señor traería daño a mi familia. Pero gracias a Dios que Él nos ama y nos permite a prender y corregir. Y definitivamente puedo decir que en esa iglesia no sólo crecí como cristiano, como pastor, sino como hombre.  A mis 36 años supe que si pretendía darle más años de servicio a Dios debía hacer ajustes, y presente la renuncia al Jefe Celestial y Él abrió una posibilidad para mi restauración familiar y próximo desarrollo.  Hoy estoy fuera de mi país, ordenando las cosas y esperando para iniciar un nuevo ministerio del que aún no es tiempo de hablar, así mismo próximo a continuar mis estudios teológicos, para seguir sirviendo en la enseñanza y cumplir mis sueños de escribir.

Continuará...